¿Por qué nos cuesta tanto ser felices?

Se ha comprobado que ciertos factores biológicos influyen en nuestros niveles de felicidad, sin embargo, poseemos la libertad para hacer un trabajo personal y cambiar el curso de nuestra existencia.

Por User Not Found may. 5, 2022, 16:42

A pesar de que en el último informe de “Felicidad Mundial 2022” realizado por Ipsos, un 53% de los chilenos se declara muy feliz o bastante feliz, “en la experiencia práctica no nos parece encontrar reflejados estos porcentajes”, dice Solange Anuch, psicóloga de la Unidad de Salud Mental de Clínica Alemana. De hecho, la Organización Mundial de la Salud informó que durante el primer año de la pandemia por Covid-19, la prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó en un 25%.

De acuerdo a lo señalado por Solange Anuch, existen conflictos humanos que nos han acompañado a lo largo de la historia de la humanidad. “Pareciera que toman mayor fuerza en estos tiempos los contrapuntos entre el individualismo y comunidad; esperanza y desesperanza; impulsividad y buen juicio; egoísmo y altruismo, amor y desamor; materialismo y espiritualidad; fe y escepticismo. Estos conflictos provocan sufrimiento, pero existen dos salidas: una que habla de la relación de amor con otros y otra que nos presenta la imposibilidad de salir de nosotros mismos y quedar atrapados en nuestro yo, capturados en la soledad del ego, aislados de la convivencia franca y amorosa”.

Justamente, la felicidad reaparece cuando el sufrimiento adquiere un sentido, y el gran sentido humano está en nuestras relaciones, especialmente en las de amor, es decir, en el amor a otro, a la naturaleza, a Dios.

“Es curioso, pero sabemos más del camino de la infelicidad que el de la felicidad y, en ese camino, conductas cotidianas como dedicar toda nuestra atención al cultivo de la propia imagen; trabajar por nosotros mismos de manera individualista y autocentrada; alejarnos de los vínculos y compromisos de amor; distanciarnos de la belleza de la naturaleza; despreocuparnos de aprender y adquirir mayor conocimiento; proyectar nuestra mente a los peores escenarios futuros; compararnos con otros; ser intolerantes; aceptar el uso de drogas; vivir vertiginosamente; renunciar a la espiritualidad tan humana; y trabajar sin vocación, sin saber por qué hacemos lo que hacemos, no lo disfrutamos hasta convertirse en una carga sin sentido, son conductas perfectas para quedar atrapado en el sufrimiento sin salida.
Agreguemos a esto la escasez de mentores o guías que conozcan a sus alumnos y sean capaces de inspirar el amor por la vida y enseñar la felicidad… Nos pone duro el camino”, expone la psicóloga.

¿Qué es la felicidad?

“Es un desafío dar una definición de la felicidad”, dice la psicóloga de Clínica Alemana, ya que se trata de una abstracción que los seres humanos vivimos como un sentimiento . Y a pesar de que las descripciones son muchas, para ella la verdadera y gran pregunta es ¿por qué nos cuesta tanto ser felices?

Al respecto, la especialista enumera algunas causas:

  • Vamos en contra de nosotros mismos en muchas cosas que hacemos y elegimos.
  • Hemos olvidado elegir de acuerdo a nuestra vocación, a nuestro llamado a ser.
  • Esta “extrema intolerancia al sufrimiento y al dolor” nos lleva a aferrarnos a lo primero que encontramos.
  • El rendimiento y la productividad han sido premiados y privilegiados por sobre el tiempo libre, tan necesario para las relaciones humanas.
  • Existe una desvalorización de las disciplinas humanistas, que están siendo reemplazadas por ciencias de la tecnología.

¿Cómo ser felices?

“La esencia de la felicidad radica en la libertad, y la libertad requiere conocer más, saber más. Muchas veces escuchamos que nos dicen ‘la felicidad está dentro de ti mismo’, y si dentro de nosotros mismos no encontramos nada, si hay vacío porque no hemos cultivado nada, entonces la felicidad se aleja Hay una responsabilidad en la cultura de estimular y proveernos de conocimientos y aprendizajes; de esta forma, cada persona con su propia historia determina lo que debe hacer”, afirma la psicóloga.

Por otra parte, está cada vez más claro que hay un factor genético que influye en cuán felices podemos llegar a ser. “Para construir nuestro bienestar la biología aporta un 50 % de potencial para la felicidad y un 50 % proviene de factores ambientales, es decir, nuestra familia, el dinero, la pareja, y también lo que hacemos y pensamos etc.”, explica Solange Anuch.

Lo importante de esto es que no estamos limitados por el ADN y, por lo tanto, es completamente posible reconfigurar nuestro cerebro para la felicidad. Para esto, la ciencia de la felicidad nos sugiere ciertas prácticas que libremente podemos probar y elegir:

  • Relaciones basadas en el amor. No temer al compromiso amoroso, ya que son fuente de energía e inspiración.
  • Gratitud.
  • Dar y hacer felices a otros, incluso el dinero que gastamos con y por otros es el que da satisfacción.
  • No compararnos.
  • Dar espacio a todos los sentimientos (la felicidad puede crecer en la adversidad).
  • Saber descansar.
  • Cultivar la espiritualidad. Ella nos da la esperanza de trascender los límites de nuestro cuerpo material y aspirar a un eterno infinito.
  • Entender que la felicidad no es permanente (no debemos intentar retenerla o prolongarla), son momentos y con cada uno de ellos nos establecemos en la felicidad definitiva.
  • Saber que la felicidad se construye cada día y a cada momento, no es una meta para el final de la vida.
  • Enriquecer el lenguaje nos brinda mayores oportunidades de transformarnos, las palabras pueden doler o sanar.
  • No parar de aprender, perseverar en el conocer más, siempre más.
  • Poseer un proyecto existencial, un propósito de vida que nos mueva, una razón, un sentido, un sueño.
  • Es decir, la felicidad se aprende y trabaja (si queremos consumir felicidad hay que producirla).

Todos los días podemos aprender a ser felices. No importa el pasado, tienes siempre un futuro impecable para ser feliz y eso es lo único...”, concluye la especialista.