Te explicamos qué patologías se pueden desarrollar en esta etapa y cómo evitarlas.
La menopausia es una etapa natural en la vida de las mujeres que marca el fin de la vida reproductiva y ocurre cuando se acaban los ovocitos en los ovarios.
Clínicamente se diagnostica cuando se lleva un año sin menstruación, aunque los cambios y molestias pueden aparecen previamente. Determina el fin de la vida reproductiva, pero también la disminución de la producción de hormonas, especialmente del estrógeno y la progesterona.
La edad promedio de la menopausia son los 51 años, pero es posible experimentar cambios menstruales irregulares y otros síntomas algunos años antes. Factores cómo la genética, el ambiente o cirugías ginecológicas pueden influir en la la edad de inicio. Si ocurre antes de los 40 años hablamos de Insuficiencia ovárica prematura, una condición patológica que requiere atención especializada. Te recomendamos consultar con un especialista si enfrentas esta situación.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas pueden iniciarse años antes del cese definitivo de la menstruación, periodo que llamamos perimenopausia. Pueden variar de una mujer a otra, y durar varios años después de la menopausia. Algunos de los más comunes incluyen:
Irregularidad menstrual, periodos que se acercan o se alejan.
Palpitaciones.
Bochornos o sofocos y sudoraciones.
Dolores articulares y musculares.
Cambios en el estado de ánimo, irritabilidad.
Cansancio físico y/o dificultad para concentrarse o recordar cosas.
Sequedad vaginal y disminución de la libido.
¿Qué riesgos se asocian a la menopausia?
La disminución de los niveles de estrógeno puede incrementar las posibilidades de desarrollar diversas enfermedades. Entre las más frecuentes están:
Osteopenia/Osteoporosis: durante la perimenopausia y los primeros años de la postmenopausia es posible perder hasta un 30% de la masa ósea solo por la ausencia de estrógeno, llevando a la aparición de Osteoporosis con un aumento del riesgo de fractura.
Es importante evaluar con tu médico tratante tus factores de riesgo para presentar esta enfermedad, así como consumir una cantidad adecuada de calcio, vitamina D y realizar actividad física. La terapia Hormonal de reemplazo también es útil para prevenir.
Aumento del riesgo cardiovascular y obesidad: el estradiol es un protector de la salud cardiovascular femenina. Tras la menopausia aumentan los niveles de colesterol, hay mayor tendencia a la resistencia a la insulina y Diabetes Mellitus 2, y más riesgo de hipertensión arterial.
Durante esta etapa, se producen alteraciones en el metabolismo, con un aumento en la masa grasa y una disminución de la masa magra, es decir, el músculo. También se observa un cambio en la distribución de la grasa, lo que resulta en una transformación en la forma del cuerpo. Lo anterior, combinado con falta de actividad física, contribuye a un mayor riesgo de problemas cardiovasculares.
Alzheimer: diversos estudios indican que mujeres con menopausia antes de los 45 años tienen un 28% más de probabilidades de sufrir esta patología. Se debe a que los estrógenos, tienen efectos antiinflamatorios y antioxidantes en el cerebro, protegiéndolo de enfermedades neurodegenerativas. Para prevenirlo, mantente activa mentalmente y controla tus niveles de estrógeno.
- Depresión y ansiedad: este periodo de la vida es vulnerable para la salud mental, se generan cambios en el estado de ánimo, aumentando el riesgo de sufrir estrés, ansiedad y depresión. Si experimentas estos síntomas, te recomendamos buscar ayuda con un especialista para enfrentar de mejor forma estos cambios.
¿Cómo enfrentar esta nueva etapa?
Te recomendamos informarte sobre los cambios asociados a la menopausia, esto te ayudará a estar preparada y enfrentar esta etapa de mejor forma. Convérsalo con tu ginecólogo.
Mantener un peso adecuado y realizar actividades físicas son fundamentales para contrarrestar los cambios que ocurren y también tienen un efecto positivo en varios síntomas asociados al climaterio.
Por último, la terapia de reemplazo hormonal, especialmente si se usa en forma precoz, es la medida más eficaz para manejar los síntomas y prevenir patologías como las explicadas anteriormente. Es importante que sea prescrita por un médico ya que debe ser individualizada para cada paciente.