Conoce a qué signos debes estar alerta y cuando acudir a un especialista.
Si estas cerca de un adolescente, habrás notado que es una etapa compleja por los cambios físicos, emocionales y sociales que ocurren. Por lo mismo, es común que en esta etapa se presenten variaciones de humor y respuestas intensas e inadecuadas.
Lo anterior, dificulta distinguir si este tipo de conductas, se tratan de un comportamiento típico o de algo más serio que requiera evaluación de un profesional.
La mejor manera de identificarlo es reconocer si los cambios de humor responden a una situación específica y definible. Teniendo esto en cuenta, considera que los siguientes son comportamientos comunes en esta etapa:
Actuar de forma irritable cuando se les pide que hagan las tareas o estudien, que dejen el celular o jugar un videojuego.
Expresar su enojo cuando se les llama la atención por las notas escolares.
Mostrar molestia e irse a su habitación después de una pelea con un amigo o pareja.
¿Qué es el trastorno bipolar?
Es una patología crónica, con un curso fásico, es decir, de episodios cortos y recurrentes, que antes se conocía con el nombre de enfermedad maniacodepresiva o depresión maníaca, y se caracteriza por variaciones extremas en el estado de ánimo y el comportamiento, que van desde episodios maníacos a depresivos.
Los cambios de humor en pacientes bipolares no suelen tener un desencadenante, a diferencia de lo que sucede en los adolescentes, ya sea por factores de estrés en el colegio, las reglas en casa o los conflictos con los padres.
Como te explicamos anteriormente, es normal que los jóvenes experimenten cambios de humor y momentos de rebeldía. Sin embargo, si son extremos, intensos y persistentes, podrían dar indicios de un trastorno bipolar.
¿Por qué es importante una detección temprana?
Si bien, puede aparecer a cualquier edad, generalmente se diagnostica en la adolescencia o inicios de la edad adulta, pero los primeros síntomas pueden aparecer en la niñez, los cuales varían de una persona a otra y cambian con el paso del tiempo.
Debe ser diagnosticada oportunamente, ya que limita la funcionalidad de quienes la padecen e implica una alta carga socioeconómica, y está asociada a una alta morbilidad y mortalidad sino es tratada a tiempo.
Además, contar con un tratamiento desde los inicios de esta enfermedad, es fundamental por 3 razones:
Previene complicaciones graves, como el riesgo de suicidio, el desarrollo de adicciones a las drogas y al alcohol, y también ayuda a evitar problemas de rendimiento académico.
Mejora la calidad de vida, tanto del adolescente afectado como de su familia.
Facilita el aprendizaje para manejar los síntomas y desarrollar habilidades y estrategias para enfrentar la enfermedad de manera efectiva.
¿Cómo saber si mi hijo adolescente es bipolar?
Los niños y adolescentes con trastorno bipolar a veces se sienten muy felices o “animados” y son mucho más enérgicos y activos de lo normal, a esto se le llama un episodio maníaco. Otras veces, pueden sentirse muy tristes o decaídos y menos activos de lo normal, a lo cual se le llama un episodio depresivo.
La causa exacta se desconoce, por lo que el diagnóstico es clínico. Sin embargo, la herencia es un factor muy relevante, incluso es calificado el de mayor riesgo.
A continuación, te mencionamos las señales a las que debes estar alerta.
Hablar o pensar muy rápido.
Tener sentimientos de alegría o estar animado sin motivos aparentes.
Sobrevalorar las propias capacidades.
Sentir irritabilidad y agresividad.
Realizar actividades impulsivas y riesgosas.
Presentar problemas para dormir.
Por otra parte, es importante que conozcas los signos que los niños y adolescentes presentan en los diferentes episodios de la bipolaridad.
Episodios maníacos:
Tener un exceso de sentimientos de euforia o felicidad, por momentos grandiosos.
Cambios de humor bruscos e impredecibles. Por ejemplo, estar muy feliz o inusualmente enojado, agitado o agresivo.
Hablar rápidamente y sobre muchas cosas diferentes.
Autoestima excesivamente alta y/o aumento del nivel de energía.
Disminución de la necesidad de descansar y dormir.
Dificultades en la concentración y/o pensamientos acelerados.
Participación excesiva en actividades placenteras y/o de alto riesgo que pueden tener consecuencias dolorosas, como un comportamiento provocativo agresivo, destructivo o antisocial, entre ellos están la promiscuidad sexual, manejo imprudente, gastos desmedidos, abuso de alcohol y/o drogas.
Desinhibición sexual o aumento del impulso sexual.
Episodios depresivos:
Sentir tristeza constantemente y/o mostrar una mayor irritabilidad, ira u hostilidad.
Tener molestias físicas frecuentes como dolores de estómago, cabeza o fatiga.
Comenzar a dormir mucho más que lo habitual.
Presentar dificultad para concentrarse y/o para comunicarse o mantener relaciones sociales.
Comer demasiado o muy poco.
Tener poca energía y no mostrar ningún interés en las actividades que generalmente se disfrutaban.
Pensar en la muerte o en el suicidio.
Si observas algunas de estas señales en tu hijo adolescente, es fundamental consultar con un especialista en salud mental. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden hacer una gran diferencia en la calidad de vida de quien sufre un trastorno bipolar.