Después de meses de alimentación láctea exclusiva, llega el esperado momento de que tu hijo consuma otros alimentos que lo ayuden en su crecimiento y desarrollo.
La lactancia materna es el alimento más completo que puede recibir un niño hasta los 6 meses. Esto, porque “la leche materna tiene la composición de nutrientes que necesita y se va adaptando a las necesidades diarias, no sólo en la cantidad de nutrientes, sino que también en volumen, si necesita más o si necesita menos. Sin embargo, a partir de esta edad aumentan los requerimientos nutricionales, por lo que hay que ir complementándola con otros alimentos en forma progresiva”, explica la doctora Vivian Rybertt, pediatra de Clínica Alemana.
“La lactancia materna está hecha a la carta. Es lo que el niño necesita, en la cantidad que necesita y el volumen que necesita”, agrega la doctora Luisa Schonhaut, pediatra de Clínica Alemana.
En este contexto, la doctora Rybertt asegura que “incialmente, la cantidad de nutrientes que aportan los alimentos no es más de un 30% de todo lo que el niño necesita al día, por lo que sigue siendo la lactancia la principal fuente nutritiva. Por eso se parte con cantidades pequeñas”.
“Se va introduciendo de a poco y en eso hay que ser muy respetuoso con los niños y sus necesidades, sus tiempos sus requerimientos y con su exploración”, complementa la doctora Schonhaut.
Durante su crecimiento, los niños van pasando por diversas etapas. Una vez que logran sentarse, comienzan a explorar con sus manos y acercarse los objetos al rostro, lo que le permite, activar sus 5 sentidos, podemos comenzar con la alimentación complementaria.
Asimismo, a todas estas señales se suma que el niño comienza a salivar más y empiezan a interesarse en lo que está pasando en su entorno, explican las pediatras de Clínica Alemana.
La recomendación de las expertas es amamantar al pequeño el máximo de tiempo posible y no darle de comer alimentos sólidos hasta los 6 meses. “Antes de este tiempo, el intestino no está suficientemente maduro para digerir los alimentos y también hay más riesgo de generar alergias. Por su parte, los riñones tampoco están preparados para recibir alimentos más altos en proteínas ”, dice la doctora Rybertt.
Sin embargo, es importante no exagerar, porque si nos demoramos mucho en dar los primeros alimentos a nuestros hijos, aumenta el riesgo de malnutrición. “Como comentamos, desde los 6 meses y a medida que el niño crece, cada vez van aumentando sus requerimientos de nutrientes, los que se obtiene a través de la alimentación complementaria”, sostiene la doctora Schonhaut.
Los niños se exponen a nuevos sabores desde antes de nacer. Esto ocurre en diversas etapas de su formación entre las que se encuentran:
“Un niño que se alimenta exclusivamente con leche materna, a través de esta se expone a diferentes sabores, y además va cambiando todos los días, pero cuando comenzamos a sumar alimentos el cambio es muy fuerte en términos de sabor, olor, textura y consistencia de los diversos alimentos que vamos añadiendo”, dice la doctora Schonhaut.
Asimismo, es importante considerar que, a pesar de que los niños aún no tengan todos sus dientes, se puede incluir alimentos, inicialmente molidos con tenedor y luego picados en pequeños trocitos, a partir de los 9 meses.
“El niño va a poder movilizar esos trocitos adentro de su boca, los va a poder ablandar y triturar mejor. Para esto no es necesario que tenga dientes, porque basta con la fuerza que tiene la mandíbula, los movimientos de la lengua y los movimientos rotatorios para que puedan gestionar esos alimentos dentro de su boca y deglutir bien”, explica la doctora Rybertt.
Es muy importante que cuando comencemos con la alimentación complementaria los niños se adapten al sistema familiar. En este contexto las expertas entregan las siguientes recomendaciones: