De acuerdo con el doctor Ricardo Stevenson, oftalmólogo de Clínica Alemana, 'a pesar de que en los últimos años ha mejorado mucho la calidad de los lentes de contacto y eso ha facilitado su uso, éstos siguen siendo un cuerpo extraño que ponemos en contacto con el ojo, por lo tanto, es normal que existan molestias iniciales, pero eso va pasando a medida que mejora el manejo de los lentes'.
Según el especialista hay que diferenciar las dificultades típicas de las primeras semanas de uso, con la intolerancia a los lentes de contacto, 'que se refiere a alteraciones realmente importantes y crónicas, que a veces hacen casi imposible que se siga usando estos lentes'.
En caso de intolerancia, los síntomas más comunes son lagrimeo, ojo rojo, dolor intenso, picazón y lesiones en la córnea. También es frecuente que la conjuntiva (parte blanca del ojo que se ubica en el globo ocular y bajo los párpados) se inflame por el roce repetido con los lentes y/o por sus medios de limpieza, lo que desencadena una conjuntivitis crónica que es muy molesta y que puede ser un motivo suficiente para indicar un cambio.
La córnea está en contacto con el medio ambiente, desde donde recibe la mayor parte del oxígeno que necesita. Se encuentra protegida por los párpados y por las lágrimas que la cubren, lubrican y protegen químicamente. El lente de contacto flota sobre esta capa de lágrima mientras ésta circula entre el lente y la córnea.
La mayoría de los lentes son permeables al oxígeno, pero siempre menos que el contacto directo. Hay personas que son muy sensibles a la disminución de la oxigenación, y no es raro que el uso excesivo o incluso normal de lentes de contacto en estos sujetos ocasione ulceraciones sumamente dolorosas que pueden limitar o contraindicar su uso.
También son más proclives a desarrollar intolerancia quienes tienen una mala lubricación del ojo (ojo seco) o son muy alérgicos a los lentes de contacto o a los líquidos para limpiarlos.
El rechazo también se puede deber a alteraciones en la forma del ojo, como córneas muy puntudas, donde la superficie hace contacto principalmente con una zona, lo que produce erosiones frecuentes.
Cuando se presenta algunas de estas complicaciones se puede probar con otro tipo de lente de contacto con mayor permeabilidad al oxígeno, o reemplazar los medios de limpieza por otros que tengan menos efectos alérgicos.
También es recomendable usarlos menos, por ejemplo, dejar de utilizar los lentes durante la noche y ponérselos sólo en el día.
Según el doctor Stevenson, son diversos los mecanismos para intentar llegar a una tolerancia final. 'Ahora, si definitivamente hay lesiones graves, corneales o de la conjuntiva, y se hace muy difícil usar lentes de contacto, hay que optar por otras alternativas como los anteojos o someterse a una cirugía refractiva (para miopía, hipermetropía y astigmatismo).
Hay diversos tipos, la cirugía más popular es la que se realiza con láser (LASIK), para lo que se requiere una evaluación previa, ya que puede estar contraindicada en algunos pacientes'.
Las enfermedades conjuntivales y corneales que produce la contaminación se ven acentuadas cuando se utilizan lentes de contacto. Santiago es una ciudad con un aire muy seco y contaminado, lo que facilita la deshidratación de los lentes
blandos y la irritación de los ojos, condiciones que dificultan la adaptación de los lentes de contacto.
Desde hace más de 5 años que Daniella usa lentes de contacto para tratar su miopía y astigmatismo.
Aunque siempre ha sufrido de irritación en los ojos, sólo en los últimos meses el problema se ha acentuado, incluso en enero de este año tuvo una lesión en la cornea, lo que la obligó a estar tres días con el ojo vendado.
Esta herida sanó, pero el dolor y enrojecimiento van en aumento: 'Incluso pensé que el lente tenía algo y lo llevé a revisar, pero estaba bien, así que el problema debo ser yo', cuenta la joven.
De acuerdo con el doctor Ricardo Stevenson, oftalmólogo de Clínica Alemana, 'a pesar de que en los últimos años ha mejorado mucho la calidad de los lentes de contacto y eso ha facilitado su uso, éstos siguen siendo un cuerpo extraño que ponemos en contacto con el ojo, por lo tanto, es normal que existan molestias iniciales, pero eso va pasando a medida que mejora el manejo de los lentes'.
Según el especialista hay que diferenciar las dificultades típicas de las primeras semanas de uso, con la intolerancia a los lentes de contacto, 'que se refiere a alteraciones realmente importantes y crónicas, que a veces hacen casi imposible que se siga usando estos lentes'.
En caso de intolerancia, los síntomas más comunes son lagrimeo, ojo rojo, dolor intenso, picazón y lesiones en la córnea. También es frecuente que la conjuntiva (parte blanca del ojo que se ubica en el globo ocular y bajo los párpados) se inflame por el roce repetido con los lentes y/o por sus medios de limpieza, lo que desencadena una conjuntivitis crónica que es muy molesta y que puede ser un motivo suficiente para indicar un cambio.
La córnea está en contacto con el medio ambiente, desde donde recibe la mayor parte del oxígeno que necesita. Se encuentra protegida por los párpados y por las lágrimas que la cubren, lubrican y protegen químicamente. El lente de contacto flota sobre esta capa de lágrima mientras ésta circula entre el lente y la córnea.
La mayoría de los lentes son permeables al oxígeno, pero siempre menos que el contacto directo. Hay personas que son muy sensibles a la disminución de la oxigenación, y no es raro que el uso excesivo o incluso normal de lentes de contacto en estos sujetos ocasione ulceraciones sumamente dolorosas que pueden limitar o contraindicar su uso.
También son más proclives a desarrollar intolerancia quienes tienen una mala lubricación del ojo (ojo seco) o son muy alérgicos a los lentes de contacto o a los líquidos para limpiarlos.
El rechazo también se puede deber a alteraciones en la forma del ojo, como córneas muy puntudas, donde la superficie hace contacto principalmente con una zona, lo que produce erosiones frecuentes.
Cuando se presenta algunas de estas complicaciones se puede probar con otro tipo de lente de contacto con mayor permeabilidad al oxígeno, o reemplazar los medios de limpieza por otros que tengan menos efectos alérgicos.
También es recomendable usarlos menos, por ejemplo, dejar de utilizar los lentes durante la noche y ponérselos sólo en el día.
Según el doctor Stevenson, son diversos los mecanismos para intentar llegar a una tolerancia final. 'Ahora, si definitivamente hay lesiones graves, corneales o de la conjuntiva, y se hace muy difícil usar lentes de contacto, hay que optar por otras alternativas como los anteojos o someterse a una cirugía refractiva (para miopía, hipermetropía y astigmatismo).
Hay diversos tipos, la cirugía más popular es la que se realiza con láser (LASIK), para lo que se requiere una evaluación previa, ya que puede estar contraindicada en algunos pacientes'.
Las enfermedades conjuntivales y corneales que produce la contaminación se ven acentuadas cuando se utilizan lentes de contacto. Santiago es una ciudad con un aire muy seco y contaminado, lo que facilita la deshidratación de los lentes
blandos y la irritación de los ojos, condiciones que dificultan la adaptación de los lentes de contacto.