La dermatitis atópica suele ser una respuesta alérgica típica en la niñez, y puede acompañarse, aunque no necesariamente, de otras manifestaciones como bronquitis obstructiva y rinitis. 'Los primeros síntomas se pueden presentar desde los dos a tres meses de vida, los cuales es posible que permanezcan hasta la senectud, aunque lo más frecuente es que desaparezcan en la preadolescencia' afirma el dermatólogo.
El especialista explica que esta patología ha ido aumentando en el tiempo: 'Hace 30 años la población infantil atópica era entre el 5 y 10%, hoy me atrevería a decir que estamos cerca del 30%. Las hipótesis que se manejan para explicar esto es que estamos sujetos a una serie de variaciones en el medioambiente. Cada día hay menos productos naturales y más artificiales, en la alimentación, la ropa y productos de aseo. Además, como actualmente los niños tienen un menor contacto con su entorno, se habría alterado su sistema inmunológico, entonces frente a nuevos estímulos desarrollan una reacción alérgica'.
Las personas que sufren de eccema suelen presentar una reacción por hipersensibilidad y la zona afectada se inflama, pica y se descama. Esta irritación crónica más el hecho de rascarse constantemente vuelve la piel más gruesa, la cual adquiere una textura como la del cuero. Para hacer un diagnóstico, estos signos son los principales criterios que tiene el especialista en cuenta, junto con los antecedentes familiares, ya que no hay exámenes específicos de laboratorio.
Según el doctor Martínez, 'muchas veces, para determinar los alérgenos o agentes irritantes se utilizan test cutáneos, pero la verdad es que no son muy orientadores'. En caso de que el problema sea muy grave, también se puede solicitar exámenes de sangre y una biopsia de piel para descartar otras posibles patologías.
Las lesiones se localizan principalmente en zona de pliegues, en la cara anterior del codo, en la parte posterior de la rodilla y en general en brazos y piernas. En los niños más pequeños generalmente hay un enrojecimiento de las mejillas, dejando una palidez alrededor de la boca y la nariz, y además, si el episodio es muy grave puede haber secreción de líquido por el eccema.
Se debe buscar asistencia médica para obtener el diagnóstico de la dermatitis atópica, debido a que en algunos casos es difícil diferenciarla de otros problemas de la piel.
El tratamiento, que debe ser controlado por el médico, generalmente incluye antihistamínicos y dependiendo de la lesión, se pueden recetar cremas con o sin corticoides. También es recomendable mantener la piel en constante
lubricación, ya que la sequedad agrava los síntomas.
Jabones, alimentos y alergenos, como polvo y polen, son algunos de los factores que pueden gatillar eccema o dermatitis atópica, que es un problema crónico de la piel caracterizado por erupciones pruriginosas y, a veces con aspecto de escamas, que suelen desarrollar las personas alérgicas.
En esta época del año la gente comienza a hacer más vida al aire libre y, por lo tanto, se está mucho más expuesto a una serie de alergenos como el polen y el polvo. Además, como se utiliza menos ropa, la piel está en mayor contacto con agentes irritantes. A estos factores se agregan otros como la resequedad de la piel, los cambios de temperatura y el estrés. Todos estos agentes suelen afectar de forma particular a las personas que sufren de dermatitis atópica, quienes en esta época ven con mayor frecuencia la aparición de ronchas en su piel.
Al contrario de lo que muchos piensan la importancia de la ingesta de algunos alimentos como chocolates o plátano, no es tan frecuente para el desarrollo de esta enfermedad. El doctor Winston Martínez, dermatólogo de Clínica Alemana, afirma que en su basta experiencia con pacientes afectados 'generalmente los casos en que la reacción ha sido gatillada claramente por algún alimento son poco habituales. Sólo hay que considerar este aspecto cuando hay una erupción cutánea con picazón precoz, es decir, una a tres horas posterior a la ingesta de un alimento sospechoso'.
La dermatitis atópica suele ser una respuesta alérgica típica en la niñez, y puede acompañarse, aunque no necesariamente, de otras manifestaciones como bronquitis obstructiva y rinitis. 'Los primeros síntomas se pueden presentar desde los dos a tres meses de vida, los cuales es posible que permanezcan hasta la senectud, aunque lo más frecuente es que desaparezcan en la preadolescencia' afirma el dermatólogo.
El especialista explica que esta patología ha ido aumentando en el tiempo: 'Hace 30 años la población infantil atópica era entre el 5 y 10%, hoy me atrevería a decir que estamos cerca del 30%. Las hipótesis que se manejan para explicar esto es que estamos sujetos a una serie de variaciones en el medioambiente. Cada día hay menos productos naturales y más artificiales, en la alimentación, la ropa y productos de aseo. Además, como actualmente los niños tienen un menor contacto con su entorno, se habría alterado su sistema inmunológico, entonces frente a nuevos estímulos desarrollan una reacción alérgica'.
Las personas que sufren de eccema suelen presentar una reacción por hipersensibilidad y la zona afectada se inflama, pica y se descama. Esta irritación crónica más el hecho de rascarse constantemente vuelve la piel más gruesa, la cual adquiere una textura como la del cuero. Para hacer un diagnóstico, estos signos son los principales criterios que tiene el especialista en cuenta, junto con los antecedentes familiares, ya que no hay exámenes específicos de laboratorio.
Según el doctor Martínez, 'muchas veces, para determinar los alérgenos o agentes irritantes se utilizan test cutáneos, pero la verdad es que no son muy orientadores'. En caso de que el problema sea muy grave, también se puede solicitar exámenes de sangre y una biopsia de piel para descartar otras posibles patologías.
Las lesiones se localizan principalmente en zona de pliegues, en la cara anterior del codo, en la parte posterior de la rodilla y en general en brazos y piernas. En los niños más pequeños generalmente hay un enrojecimiento de las mejillas, dejando una palidez alrededor de la boca y la nariz, y además, si el episodio es muy grave puede haber secreción de líquido por el eccema.
Se debe buscar asistencia médica para obtener el diagnóstico de la dermatitis atópica, debido a que en algunos casos es difícil diferenciarla de otros problemas de la piel.
El tratamiento, que debe ser controlado por el médico, generalmente incluye antihistamínicos y dependiendo de la lesión, se pueden recetar cremas con o sin corticoides. También es recomendable mantener la piel en constante
lubricación, ya que la sequedad agrava los síntomas.