Implante coclear:
Esto consiste en la calibración de cada uno de los electrodos del implante, porque cada paciente tiene parámetros de estimulación específicos y únicos para generar sensaciones auditivas apropiadas. Estos datos psicofísicos individuales son almacenados en el procesador del habla en un programa llamado MAPA.
Una vez que el paciente ha recibido el implante coclear y se han creado los 'mapas' que le permiten escuchar, se espera que estos niveles sean los óptimos para percibir el lenguaje oral adecuadamente y así, en el caso de niños pequeños, desarrollarlo.
Con el aporte de estímulos auditivos entregados por el implante coclear, se realiza un trabajo semanal para desarrollar las capacidades auditivas del paciente.
De esta forma se busca disminuir la brecha existente entre el desarrollo de los niños normoyentes y aquéllos que han recibido un implante coclear. Es por esta razón en particular que se justifica la intervención lo antes posible (idealmente antes de los cinco años de vida) para no perjudicar el normal desarrollo del lenguaje.
La rehabilitación
Esta etapa consiste en sesiones de 45 minutos donde se trabajan distintos aspectos.
Primero se busca identificar si el niño reconoce la presencia o ausencia de sonido; es la etapa llamada detección.
Luego, se va afinando la percepción, buscando enseñar a diferenciar sonidos, para lo que se les pregunta, por ejemplo, si el sonido A es igual o distinto al B. Esta fase se llama discriminación.
Posteriormente viene la etapa llamada identificación, donde se espera que el paciente muestre lo que se le está enunciando oralmente.
Por último, en la fase de comprensión el niño debe ser capaz de mantener una conversación de acuerdo con su etapa de desarrollo.
Paralelamente se realizan nuevas calibraciones del implante coclear para establecer el nivel óptimo de estímulo adecuado a cada paciente. Esto consiste en la búsqueda de niveles mínimos de audición (umbrales) y niveles confortables que le permitirán a cada electrodo transmitir el sonido en la intensidad correcta.
Es importante que la familia participe de este proceso en forma activa, continuando en sus casas el trabajo realizado por el equipo de rehabilitación.
Para pacientes que presentan una sordera profunda o severa y que cumplen con algunos requisitos, existe la posibilidad de someterse a una intervención que les permite oír y rehabilitarse.
Este procedimiento se llama implante coclear y consiste en la colocación de un sofisticado dispositivo electrónico que se conecta directamente con el nervio auditivo. De esta forma, se logra establecer una comunicación con el cerebro para percibir los sonidos. Está diseñado para personas de cualquier edad (a partir de los 12 meses).
El sistema opera sustituyendo la función de las pequeñas células ciliadas dañadas o inexistentes, ubicadas en el oído interno, que son las encargadas de transformar la energía mecánica que viene del aparato auditivo en estímulos eléctricos, trabajando directamente sobre las neuronas del nervio auditivo. Así, el sonido sigue su camino hacia el cerebro.
Para poder someterse a una cirugía de este tipo es necesario realizarse una serie de exámenes para confirmar la pérdida auditiva y verificar que las condiciones anatómicas permitan recibir el implante. Además, se debe seguir el protocolo de evaluaciones necesarias para una operación de este tipo.
Esta intervención se realiza con anestesia general y consiste en una incisión por detrás y encima de la oreja; se hace una cavidad en el cráneo, donde se aloja físicamente el implante, y se abre un camino a través del hueso para abordar el oído medio.
Sobre la cóclea se realiza un pequeño orificio para introducir los electrodos en su interior, los cuales tienen la función de estimular eléctricamente las neuronas del nervio auditivo.
Dependiendo del tipo de implante utilizado, en este momento se podrían hacer las pruebas correspondientes que aseguren el correcto funcionamiento del equipo.
Luego, es necesario esperar que la herida cicatrice para activar el equipo entre cuatro y seis semanas después de la cirugía, proceso que se denomina 'programación y encendido'.
Esto consiste en la calibración de cada uno de los electrodos del implante, porque cada paciente tiene parámetros de estimulación específicos y únicos para generar sensaciones auditivas apropiadas. Estos datos psicofísicos individuales son almacenados en el procesador del habla en un programa llamado MAPA.
Una vez que el paciente ha recibido el implante coclear y se han creado los 'mapas' que le permiten escuchar, se espera que estos niveles sean los óptimos para percibir el lenguaje oral adecuadamente y así, en el caso de niños pequeños, desarrollarlo.
Con el aporte de estímulos auditivos entregados por el implante coclear, se realiza un trabajo semanal para desarrollar las capacidades auditivas del paciente.
De esta forma se busca disminuir la brecha existente entre el desarrollo de los niños normoyentes y aquéllos que han recibido un implante coclear. Es por esta razón en particular que se justifica la intervención lo antes posible (idealmente antes de los cinco años de vida) para no perjudicar el normal desarrollo del lenguaje.
La rehabilitación
Esta etapa consiste en sesiones de 45 minutos donde se trabajan distintos aspectos.
Primero se busca identificar si el niño reconoce la presencia o ausencia de sonido; es la etapa llamada detección.
Luego, se va afinando la percepción, buscando enseñar a diferenciar sonidos, para lo que se les pregunta, por ejemplo, si el sonido A es igual o distinto al B. Esta fase se llama discriminación.
Posteriormente viene la etapa llamada identificación, donde se espera que el paciente muestre lo que se le está enunciando oralmente.
Por último, en la fase de comprensión el niño debe ser capaz de mantener una conversación de acuerdo con su etapa de desarrollo.
Paralelamente se realizan nuevas calibraciones del implante coclear para establecer el nivel óptimo de estímulo adecuado a cada paciente. Esto consiste en la búsqueda de niveles mínimos de audición (umbrales) y niveles confortables que le permitirán a cada electrodo transmitir el sonido en la intensidad correcta.
Es importante que la familia participe de este proceso en forma activa, continuando en sus casas el trabajo realizado por el equipo de rehabilitación.