En este sentido, es de suma importancia que las mujeres se 'atrevan' a consultar al ginecólogo, ya que estas alteraciones se pueden solucionar cuando se tiene un diagnóstico y se recibe un procedimiento oportuno.
'Tener malas experiencias sexuales predispone a más disfunciones. Se entra en un círculo vicioso en que se relaciona la actividad sexual con desagrado o dolor por lo que se activan mecanismos inconscientes que bloquean el deseo, la excitación y la capacidad orgásmica. Las consecuencias son muy peligrosas para la vida de pareja y para la autoestima de cada individuo', concluye la especialista.
Todas las mujeres desearían tener una vida sexual plena y satisfactoria. Sin embargo, un grupo de ellas no puede lograrlo, debido a que presenta algún tipo de disfunción sexual. Para enfrentar esta situación, el primer paso es que estén informadas y que tengan conciencia de qué es lo que les está pasando, tanto en el organismo como en su mente.
La ginecóloga de Clínica Alemana, doctora Andrea Huneeus, explica que estos trastornos se pueden clasificar en tres tipos de acuerdo a la etapa de la actividad sexual. El primero, es la alteración del deseo sexual, es decir, cuando no se desea iniciar o tener esta actividad. Por lo general, se ocasiona por problemas con la pareja o por antecedentes de malas experiencias previas.
La segunda forma de disfunción es la alteración de la excitación. Estos casos suceden cuando al iniciar la actividad sexual, no hay lubricación ni relajación vaginal suficiente. Esta falta de excitación se puede presentar con dolor en la actividad sexual, es decir, dispareunia, y/o con contractura muscular refleja de la vagina, lo que impide o dificulta la actividad sexual, a lo que se denomina vaginismo.
Las causas de estos problemas son múltiples y pueden ocurrir por no haber recibido una educación orientada a una vida sexual sana; por alteraciones locales que producen dolor; por la baja de estrógenos que se produce en la lactancia o en la menopausia; o, incluso, por juegos previos insuficientes.
El tercer trastorno es la incapacidad para lograr el orgasmo anorgasmia-, fenómeno que se presenta por una sumatoria de todas las causas anteriores y por desconocimiento de la técnica apropiada para estimular a la mujer.
La doctora Andrea Huneeus destaca que las disfunciones sexuales de origen orgánico se producen por motivos médicos, ya sea por consumir fármacos que afectan el deseo, por tener infecciones, malformaciones vaginales y problemas ginecológicos, entre otros.
'Por esto el primer paso es un control médico. Una vez descartada y tratada la causa, se debe acceder al tratamiento psicológico. Este manejo se hace en pareja porque este es un tema de dos, en que las responsabilidades son compartidas'.
En este sentido, es de suma importancia que las mujeres se 'atrevan' a consultar al ginecólogo, ya que estas alteraciones se pueden solucionar cuando se tiene un diagnóstico y se recibe un procedimiento oportuno.
'Tener malas experiencias sexuales predispone a más disfunciones. Se entra en un círculo vicioso en que se relaciona la actividad sexual con desagrado o dolor por lo que se activan mecanismos inconscientes que bloquean el deseo, la excitación y la capacidad orgásmica. Las consecuencias son muy peligrosas para la vida de pareja y para la autoestima de cada individuo', concluye la especialista.