También hay enfermedades que favorecen esta pérdida auditiva, como la diabetes mellitus, ya que altera la microcirculación de la sangre, lo que finalmente puede dañar el oído interno.
Dejar de escuchar después de haber disfrutado de este sentido durante toda una vida, puede afectar significativamente la interrelación de la persona con su entorno y desencadenar problemas de salud mental, como por ejemplo depresión.
Asimismo, una investigación de la Universidad de Brandeis (Massachusetts) publicada en agosto en 'Current Directions in Psychological Science', sostiene que la pérdida de audición de suave a moderada también puede comprometer los recursos cognitivos para la memoria. De hecho, dentro de los casos estudiados había adultos mayores que aunque oían las palabras suficientemente bien como para repetirlas, su capacidad para memorizarlas era más deficiente en comparación con otros individuos de la misma edad con buena audición.
El doctor Abiuso sostiene que en los últimos años la presbiacusia ha cobrado aún más importancia debido al progresivo incremento de la población perteneciente a la tercera edad. 'La posibilidad de vivir más años hace que las personas mayores aspiren cada vez a una mejor calidad de vida, lo que los motiva a consultar y a buscar una solución que les permita recuperar su capacidad para comunicarse e interactuar', sostiene.
Muchas veces es la familia la que se da cuenta de que la persona tiene un problema auditivo y la lleva donde un especialista, quien confirma el diagnóstico mediante una audiometría, examen que permite medir las alteraciones auditivas en relación con los estímulos acústicos. De esta forma se puede establecer la magnitud del problema y otorgar la mejor alternativa terapéutica para cada caso.
El principal tratamiento es la utilización de audífonos que cumplen la función de amplificar el sonido. Dependiendo de la pérdida auditiva, éstos pueden colocarse en uno o en ambos oídos. 'Últimamente, se está recomendando el uso bilateral, ya que hay investigaciones que sostienen que el oído sin audífono corre el riesgo de deteriorarse más rápido', sostiene el doctor Abiuso
En los últimos años, se ha producido un gran desarrollo de los aparatos digitales, los cuales han reemplazado a los análogos clásicos que muchas veces no satisfacían las necesidades de la persona, debido a la mala calidad del sonido.
Isabel Zamorano, tecnóloga médica del Servicio de Otorrinolaringología de Clínica Alemana, explica si bien los audífonos análogos tienen una apariencia similar a los digitales, la diferencia radica en que estos últimos pueden calibrarse con mayor precisión de acuerdo a la capacidad auditiva del paciente. 'Están diseñados para amplificar principalmente el lenguaje oral, de esta forma logran distinguirlo del ruido ambiente, lo que permite una percepción auditiva más clara, de mejor calidad', sostiene.
Para que estos beneficios se mantengan en el tiempo, es fundamental asistir por lo menos una vez al año a un control médico. Aquí el especialista examinará y repetirá la audiometría para ver la evolución de la enfermedad, lo que permitirá calibrar el dispositivo digital según las condiciones actuales del paciente.
Sin embargo, hay que tener presente que los audífonos no siempre son una solución para la presbiacusia, ya que muchas personas no sólo sufren una deficiencia de la audición en cuanto a volumen, sino que también tienen otras pérdidas relacionadas con la calidad del sonido, es decir, no son capaces de discriminar unos de otros. Entonces, aunque tengan un audífono que amplifique el volumen, de todas formas no entienden cuando les hablan.
'Por eso es recomendable evaluar cuidadosamente cada caso, ya que hay adultos mayores en los que esta alternativa terapéutica puede provocar más incomodidades que un aumento en su calidad de vida, que es lo que finalmente se quiere conseguir', concluye.
Aislamiento e incluso depresión, son algunas de las principales consecuencias que sufren los adultos mayores cuando comienzan a perder lentamente y casi sin darse cuenta su capacidad auditiva, fenómeno que se conoce como presbiacusia.
Este problema, que suele afectar a ambos oídos por igual, es propio del envejecimiento y se presenta en prácticamente todas las personas, sobre todo después de los 65 años. Sin embargo, el afectado no siempre lo percibe, ya que en algunos casos se trata de un deterioro auditivo muy sutil.
Esta enfermedad es consecuencia de un daño gradual e irreversible de las células ciliadas del oído interno, las cuales están encargadas de transformar la energía mecánica del sonido del medioambiente en impulsos eléctricos, los que son llevados por el nervio auditivo hasta el cerebro.
El primer síntoma es un zumbido de alta frecuencia, una especie de ruido monótono que con el tiempo es acompañado de una progresiva incapacidad para escuchar, sobre todo los sonidos de tono alto, como el canto de un ave o un timbre.
El doctor José Abiuso, otorrinolaringólogo de Clínica Alemana, explica que a pesar de que se considera un fenómeno normal después de cierta edad, hay estudios que sostienen que es una enfermedad básicamente de origen urbano.
'Se ha visto que en algunas tribus aborígenes que viven en lugares sin ruido ambiental y que tienen un estilo de vida saludable, no existe la presbiacusia. Entonces, aparentemente, esta patología es un problema de las ciudades, producto de la contaminación acústica, la mala alimentación, la vida sedentaria y el consumo de sustancias tóxicas para el oído, como por ejemplo el cigarrillo', sostiene el especialista.
También hay enfermedades que favorecen esta pérdida auditiva, como la diabetes mellitus, ya que altera la microcirculación de la sangre, lo que finalmente puede dañar el oído interno.
Dejar de escuchar después de haber disfrutado de este sentido durante toda una vida, puede afectar significativamente la interrelación de la persona con su entorno y desencadenar problemas de salud mental, como por ejemplo depresión.
Asimismo, una investigación de la Universidad de Brandeis (Massachusetts) publicada en agosto en 'Current Directions in Psychological Science', sostiene que la pérdida de audición de suave a moderada también puede comprometer los recursos cognitivos para la memoria. De hecho, dentro de los casos estudiados había adultos mayores que aunque oían las palabras suficientemente bien como para repetirlas, su capacidad para memorizarlas era más deficiente en comparación con otros individuos de la misma edad con buena audición.
El doctor Abiuso sostiene que en los últimos años la presbiacusia ha cobrado aún más importancia debido al progresivo incremento de la población perteneciente a la tercera edad. 'La posibilidad de vivir más años hace que las personas mayores aspiren cada vez a una mejor calidad de vida, lo que los motiva a consultar y a buscar una solución que les permita recuperar su capacidad para comunicarse e interactuar', sostiene.
Muchas veces es la familia la que se da cuenta de que la persona tiene un problema auditivo y la lleva donde un especialista, quien confirma el diagnóstico mediante una audiometría, examen que permite medir las alteraciones auditivas en relación con los estímulos acústicos. De esta forma se puede establecer la magnitud del problema y otorgar la mejor alternativa terapéutica para cada caso.
El principal tratamiento es la utilización de audífonos que cumplen la función de amplificar el sonido. Dependiendo de la pérdida auditiva, éstos pueden colocarse en uno o en ambos oídos. 'Últimamente, se está recomendando el uso bilateral, ya que hay investigaciones que sostienen que el oído sin audífono corre el riesgo de deteriorarse más rápido', sostiene el doctor Abiuso
En los últimos años, se ha producido un gran desarrollo de los aparatos digitales, los cuales han reemplazado a los análogos clásicos que muchas veces no satisfacían las necesidades de la persona, debido a la mala calidad del sonido.
Isabel Zamorano, tecnóloga médica del Servicio de Otorrinolaringología de Clínica Alemana, explica si bien los audífonos análogos tienen una apariencia similar a los digitales, la diferencia radica en que estos últimos pueden calibrarse con mayor precisión de acuerdo a la capacidad auditiva del paciente. 'Están diseñados para amplificar principalmente el lenguaje oral, de esta forma logran distinguirlo del ruido ambiente, lo que permite una percepción auditiva más clara, de mejor calidad', sostiene.
Para que estos beneficios se mantengan en el tiempo, es fundamental asistir por lo menos una vez al año a un control médico. Aquí el especialista examinará y repetirá la audiometría para ver la evolución de la enfermedad, lo que permitirá calibrar el dispositivo digital según las condiciones actuales del paciente.
Sin embargo, hay que tener presente que los audífonos no siempre son una solución para la presbiacusia, ya que muchas personas no sólo sufren una deficiencia de la audición en cuanto a volumen, sino que también tienen otras pérdidas relacionadas con la calidad del sonido, es decir, no son capaces de discriminar unos de otros. Entonces, aunque tengan un audífono que amplifique el volumen, de todas formas no entienden cuando les hablan.
'Por eso es recomendable evaluar cuidadosamente cada caso, ya que hay adultos mayores en los que esta alternativa terapéutica puede provocar más incomodidades que un aumento en su calidad de vida, que es lo que finalmente se quiere conseguir', concluye.