Este estímulo se inicia durante la gestación y cesa espontáneamente en los primeros meses de vida en la medida que sus niveles hormonales descienden a los propios de edades prepuberales. 'Lo más común es que en las niñitas cese a los dos a tres meses y en los niños entre los seis y siete meses de vida', agrega la doctora Cofré.
Para este tipo de acné, en la mayoría de los casos, no se requiere tratamiento epecífico, ya que como señala la especialista, tiende a desaparecer solo. En el caso de que sea mucho estaría indicada una terapia con medicamentos locales. 'En todo caso, es importante explicarle a los padres que el acné neonatal no pronostica un peor acné en la adolescencia', explica la dermatóloga infantil.
Otro tipo de acné que se presenta en la edad pediátrica es el llamado infantil que se manifiesta después de los tres o cuatro meses de vida. A diferencia de lo que ocurre con el neonatal, en éste se observan lesiones más persistentes en el rostro, y predominan las pápulas eritematosas y pústulas.
El llamado acné infantil puede persistir en algunos niños hasta los 2 o 4 años de edad. Sin embargo, según la doctora Cofré 'existen casos, aunque son los menos, en que la presencia de las erupciones se suceden en el tiempo hasta juntarse con el acné del adolescente. Es bajo esta condición que se requiere una evaluación hormonal, un control y un tratamiento más prolongado ya que estos niños sí podrían desarrollar una patología de este tipo más severa en la adolescencia'.
Es muy común que los recién nacidos presenten una serie de cambios en su piel durante los primeros meses de vida. Existen, comúnmente, en los pequeños las llamadas lesiones transitorias. Como lo dice su nombre, son momentáneas, autoresolutivas y sin mayor gravedad.
Dentro de las más frecuenates está la descamación fisiológica, los quistes de milium, eritema tóxico y la hiperplasia sebácea, y en menor frecuencia el acné.
El acné neonatal se inicia entre los siete y quince días de vida y se presenta con una serie de lesiones en la cara que tienden a alarmar a los padres. Se ubica en las mejillas, con la presencia de comedones (puntos negros) a los que pueden asociarse pápulas (granos rojos) y pústulas (cabecita blanca).
Hasta hace algunos años, se creía que esta condición en los lactantes era provocada por la exposición a las hormonas maternas, pero actualmente no existe tal relación, ya que como lo explica la doctora Julita Cofré, dermatóloga de Clínica Alemana, 'el acné en los recién nacidos o neonatal, se produce por un estímulo hormonal (andrógenos de glándulas suprarenales y de los testículos) propio del niño hacia las glándulas sebáceas, afectando principalmente aquéllas ubicadas en el rostro'.
Este estímulo se inicia durante la gestación y cesa espontáneamente en los primeros meses de vida en la medida que sus niveles hormonales descienden a los propios de edades prepuberales. 'Lo más común es que en las niñitas cese a los dos a tres meses y en los niños entre los seis y siete meses de vida', agrega la doctora Cofré.
Para este tipo de acné, en la mayoría de los casos, no se requiere tratamiento epecífico, ya que como señala la especialista, tiende a desaparecer solo. En el caso de que sea mucho estaría indicada una terapia con medicamentos locales. 'En todo caso, es importante explicarle a los padres que el acné neonatal no pronostica un peor acné en la adolescencia', explica la dermatóloga infantil.
Otro tipo de acné que se presenta en la edad pediátrica es el llamado infantil que se manifiesta después de los tres o cuatro meses de vida. A diferencia de lo que ocurre con el neonatal, en éste se observan lesiones más persistentes en el rostro, y predominan las pápulas eritematosas y pústulas.
El llamado acné infantil puede persistir en algunos niños hasta los 2 o 4 años de edad. Sin embargo, según la doctora Cofré 'existen casos, aunque son los menos, en que la presencia de las erupciones se suceden en el tiempo hasta juntarse con el acné del adolescente. Es bajo esta condición que se requiere una evaluación hormonal, un control y un tratamiento más prolongado ya que estos niños sí podrían desarrollar una patología de este tipo más severa en la adolescencia'.