Alejandra Silva, psicóloga de Clínica Alemana con vasta experiencia en este tema, explica cuáles son los sentimientos normales que surgen durante este proceso y cómo las redes de apoyo cumplen un rol fundamental en cada etapa.
¿Cómo viven el duelo los familiares de una persona que padece una enfermedad terminal?
Cuando son enfermedades largas, los familiares tienen el tiempo de despedirse de la persona y de elaborar un duelo con anticipación, es decir, de prepararse tanto en términos emocionales como prácticos para ese momento, que es una posibilidad que no tienen quienes pierden a un ser querido sorpresivamente. Eso es bueno, pero lo negativo es lo desgastador que puede resultar vivir el proceso de deterioro del enfermo, ser testigo de cómo su salud y ánimo empeoran día a día.
- ¿Qué otras alteraciones (a nivel físico o de salud) se pueden sufrir en este proceso?
Al igual que en otras situaciones dolorosas, en el caso de enfermedad o fallecimiento de un ser querido, quienes los rodean pueden experimentar somatizaciones, que son lecturas que hace el cuerpo de nuestras emociones. Somos seres emocionales, todos tenemos sentimientos, el punto es qué hacemos con ellos.
Siempre vamos a expresar lo que nos sucede, pero hay diferentes maneras. Uno puede hacerlo de forma sana, es decir, llorar, hablar sobre el tema o escribir, por ejemplo; o puede tratar de negarlo y hacer como que no pasa nada, pero el cuerpo lo va a manifestar igual con somatizaciones: colon irritable, malestares estomacales y dolores de cabeza, entre otros.
Muy poca gente cree que llorar es sano. En nuestro discurso occidental es normal escuchar al resto decir que no hay que llorar, que hay que 'ser fuerte', pero lo mejor es desahogarse, llorar, vivir la pena.
¿Cuáles son los sentimientos normales que surgen cuando fallece un ser querido?
Hay distintas etapas del duelo, descritas por la doctora Elizabeth Kübler Ross. Ella dice que en una etapa inicial aparece el shock, es decir, la negación de lo que sucede, que en el caso de enfermedades largas suele suceder antes del momento del fallecimiento. Generalmente, los familiares e, incluso, los pacientes no creen en el diagnóstico y piden muchas otras opiniones médicas.
Luego llega la pena, que a veces está mezclada con la culpa; después la rabia y, finalmente, se acepta la situación y de a poco comienza a resolverse el tema (ver recuadro). Este proceso es común a todas las personas que viven esta experiencia, aunque no necesariamente es en el mismo orden ni con la misma duración.
Con el tiempo, la persona retoma su vida, y la nostalgia por el recuerdo del ser querido sólo aparece con más fuerza en ciertos momentos especiales, como su cumpleaños o cuando hay una situación que lo gatilla. Hay fechas que son de cargas emotivas altas, como Navidad o Año Nuevo, entonces la pena reaparece, pero eso no es una recaída, es normal.
¿Cuándo se puede hablar de un duelo patológico?
Cuando no existe aceptación de la partida del otro. Hay quienes requieren permanecer unidos al difunto y van todos los días al cementerio durante un año o mantienen su habitación tal como la dejó, como si todavía estuviese vivo, por ejemplo. No pueden soltar el vínculo.
También es patológico cuando se siente culpa excesiva y ése pasa a ser el sentimiento primordial en vez de la pena por el fallecimiento, o cuando hay un pensamiento recurrente de muerte que se mantiene en el tiempo, es decir, aquellos casos en que lo único que se quiere es morir para estar cerca del ser querido. Hay ocasiones en que también hay alucinaciones o pensamientos confusos, entre otras manifestaciones.
- Más o menos ¿cuánto tiempo dura el duelo?
Se habla que un duelo debiera duran entre seis meses y un año, de lo contrario sería patológico. Sin embargo, eso es súper relativo, depende de la relación que tenía la persona con quien falleció.
- ¿De qué manera una persona puede prepararse para enfrentar un duelo?
Si bien no existe una receta para vivir el duelo de buena manera, porque siempre es muy doloroso, hay una serie de factores que uno puede considerar, como por ejemplo, buscar redes de apoyo. Es muy importante que las personas afectadas por la muerte de un ser querido cuenten con otros familiares o amigos que puedan contenerlas y ayudarlas a vivir esta etapa. De lo contrario, es muy frecuente que comiencen las somatizaciones de las que hablábamos.
También es recomendable solicitar ayuda profesional de un psicólogo para ir encauzando el duelo.
- ¿Cómo el entorno puede ayudar a vivir el duelo?
Hay que estar cerca, acompañar, acoger. No se deben dar muchos consejos porque sirven de poco. Más bien hay que facilitar instancias de expresión donde la persona pueda desahogarse, hablar. Es muy importante también el apoyo espiritual, dependiendo de la fe que se profese.
Acompañar a un ser querido enfermo siempre es doloroso, sin embargo, cuando se sabe que nunca se recuperará y que, tarde o temprano, habrá un desenlace fatal, puede ser devastador para muchas familias.
Es así, como quienes rodean al enfermo comienzan a vivir en forma anticipada el duelo, término que deriva del latín 'dolus' que quiere decir dolor y también 'duellun' que tiene que ver con dúo, o sea, dos; habla así de una relación, de un vínculo.
Alejandra Silva, psicóloga de Clínica Alemana con vasta experiencia en este tema, explica cuáles son los sentimientos normales que surgen durante este proceso y cómo las redes de apoyo cumplen un rol fundamental en cada etapa.
¿Cómo viven el duelo los familiares de una persona que padece una enfermedad terminal?
Cuando son enfermedades largas, los familiares tienen el tiempo de despedirse de la persona y de elaborar un duelo con anticipación, es decir, de prepararse tanto en términos emocionales como prácticos para ese momento, que es una posibilidad que no tienen quienes pierden a un ser querido sorpresivamente. Eso es bueno, pero lo negativo es lo desgastador que puede resultar vivir el proceso de deterioro del enfermo, ser testigo de cómo su salud y ánimo empeoran día a día.
- ¿Qué otras alteraciones (a nivel físico o de salud) se pueden sufrir en este proceso?
Al igual que en otras situaciones dolorosas, en el caso de enfermedad o fallecimiento de un ser querido, quienes los rodean pueden experimentar somatizaciones, que son lecturas que hace el cuerpo de nuestras emociones. Somos seres emocionales, todos tenemos sentimientos, el punto es qué hacemos con ellos.
Siempre vamos a expresar lo que nos sucede, pero hay diferentes maneras. Uno puede hacerlo de forma sana, es decir, llorar, hablar sobre el tema o escribir, por ejemplo; o puede tratar de negarlo y hacer como que no pasa nada, pero el cuerpo lo va a manifestar igual con somatizaciones: colon irritable, malestares estomacales y dolores de cabeza, entre otros.
Muy poca gente cree que llorar es sano. En nuestro discurso occidental es normal escuchar al resto decir que no hay que llorar, que hay que 'ser fuerte', pero lo mejor es desahogarse, llorar, vivir la pena.
¿Cuáles son los sentimientos normales que surgen cuando fallece un ser querido?
Hay distintas etapas del duelo, descritas por la doctora Elizabeth Kübler Ross. Ella dice que en una etapa inicial aparece el shock, es decir, la negación de lo que sucede, que en el caso de enfermedades largas suele suceder antes del momento del fallecimiento. Generalmente, los familiares e, incluso, los pacientes no creen en el diagnóstico y piden muchas otras opiniones médicas.
Luego llega la pena, que a veces está mezclada con la culpa; después la rabia y, finalmente, se acepta la situación y de a poco comienza a resolverse el tema (ver recuadro). Este proceso es común a todas las personas que viven esta experiencia, aunque no necesariamente es en el mismo orden ni con la misma duración.
Con el tiempo, la persona retoma su vida, y la nostalgia por el recuerdo del ser querido sólo aparece con más fuerza en ciertos momentos especiales, como su cumpleaños o cuando hay una situación que lo gatilla. Hay fechas que son de cargas emotivas altas, como Navidad o Año Nuevo, entonces la pena reaparece, pero eso no es una recaída, es normal.
¿Cuándo se puede hablar de un duelo patológico?
Cuando no existe aceptación de la partida del otro. Hay quienes requieren permanecer unidos al difunto y van todos los días al cementerio durante un año o mantienen su habitación tal como la dejó, como si todavía estuviese vivo, por ejemplo. No pueden soltar el vínculo.
También es patológico cuando se siente culpa excesiva y ése pasa a ser el sentimiento primordial en vez de la pena por el fallecimiento, o cuando hay un pensamiento recurrente de muerte que se mantiene en el tiempo, es decir, aquellos casos en que lo único que se quiere es morir para estar cerca del ser querido. Hay ocasiones en que también hay alucinaciones o pensamientos confusos, entre otras manifestaciones.
- Más o menos ¿cuánto tiempo dura el duelo?
Se habla que un duelo debiera duran entre seis meses y un año, de lo contrario sería patológico. Sin embargo, eso es súper relativo, depende de la relación que tenía la persona con quien falleció.
- ¿De qué manera una persona puede prepararse para enfrentar un duelo?
Si bien no existe una receta para vivir el duelo de buena manera, porque siempre es muy doloroso, hay una serie de factores que uno puede considerar, como por ejemplo, buscar redes de apoyo. Es muy importante que las personas afectadas por la muerte de un ser querido cuenten con otros familiares o amigos que puedan contenerlas y ayudarlas a vivir esta etapa. De lo contrario, es muy frecuente que comiencen las somatizaciones de las que hablábamos.
También es recomendable solicitar ayuda profesional de un psicólogo para ir encauzando el duelo.
- ¿Cómo el entorno puede ayudar a vivir el duelo?
Hay que estar cerca, acompañar, acoger. No se deben dar muchos consejos porque sirven de poco. Más bien hay que facilitar instancias de expresión donde la persona pueda desahogarse, hablar. Es muy importante también el apoyo espiritual, dependiendo de la fe que se profese.