Recomendaciones y tratamientos para la enuresis

03/02/2006
2 min lectura
Recomendaciones y tratamientos para la enuresis

Es en ese instante cuando hay que consultar a un especialista que diagnostique cuál es el origen de este síntoma, ya que no todos los casos son iguales.

Un enurético puede ser primario, que es el que sólo se moja durante el sueño, debido a que no hay sensación de vejiga llena. Este tipo de trastorno se cataloga como genético.

El tratamiento que más se utiliza para estos casos es la alarma sonora, que es un dispositivo que suena como chicharra ante el escape de las primeras gotitas de pipi que se asoman mientras el niño duerme. Este aparato se coloca en el pañal y a través de un pequeño cable está conectado a un parlante cercano al oído del paciente. Cuando suena, el pequeño despierta y va al baño. Con el paso del tiempo, el niño comienza a captar que la vejiga se llenó y, poco a poco, irá solo al baño, incluso antes de escuchar la alarma.

Por otro lado, existe la enuresis secundaria, que consiste en que no sólo hay escape de orina en la noche, sino que también durante la vigilia. Estos niños van muy seguido al baño, presentan urgencia miccional o, simplemente, se mojan durante el día. El origen de estos síntomas se debe a que existe una vejiga que presenta contracciones involuntarias o es aún inmadura.

En estos casos también hay que consultar al especialista. El tratamiento es muy sencillo y consiste en recetar jarabes o comprimidos destinados a relajar la vejiga. De esta forma, se bloquean las contracciones inmaduras. Este método da muy buenos resultados.

Para llegar a un buen diagnóstico y posterior tratamiento, el examen indicado por los médicos es un estudio urodinámico, que consiste en medir la intensidad de las contracciones de la vejiga. Esta es la forma más adecuada de saber qué tan severo es el problema y cómo hay que tratarlo.

¿Qué hacer en casa?

La doctora Delucchi advierte que la enuresis trae muchos problemas psicológicos a los menores. 'El niño sufre, se angustia, se compara con sus pares y comienza a deteriorar su autoestima', señala.

Una de las recomendaciones es que los padres no aceleren el control de esfínteres del niño, ya que no todos los menores pueden controlarlos después del año de vida.

Además, muchas veces, realizando un refuerzo positivo y otorgando pequeñas recompensas cuando hay logros, se puede controlar este síntoma. 'Cuando esto se hace, el paciente se motiva y cerca de un 70 a 80% puede mejorarse', explica la doctora.

Sin embargo, hay que estar atento, ya que en ocasiones el menor está en vías de controlar el problema y surgen eventos, como un cambio de casa, la separación de los padres o el nacimiento de un hermano que pueden hacer que el desarrollo neurológico que seguía un curso adecuado, se detenga.

Esto demuestra que hay ocasiones en que existe un factor psicológico que impide que los menores se recuperen. Es decir, hay niños que presentan el problema debido a situaciones que para ellos son traumáticas.

La doctora señala que, después de los cinco años, no hay que pensar que el síntoma se va a quitar solo. Es por esto que la ayuda de un especialista en el diagnóstico y tratamiento es de vital ayuda.

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Mojar la cama no es una experiencia agradable para los niños. A esto se suma que, en muchas ocasiones, los padres no saben cómo manejar estos episodios dentro de la casa ni tampoco cuándo es tiempo de consultar a un especialista. Lo que hay que saber es que, con un buen manejo, este problema tiene solución.

La enuresis es un síntoma, no una enfermedad, y se define como el escape de orina durante el sueño.

Este problema, en la mayoría de los casos, se transmite en forma genética y es mucho más frecuente en los hombres. Si alguno de los progenitores tuvo el síntoma cuando niño, la mitad de los hijos lo hereda.

Si la situación se presenta en ambas familias, no necesariamente en el padre y la madre, sino que también en los abuelos, todos los hijos presentarán enuresis.

La doctora María Ángela Delucchi, nefróloga pediatra de Clínica Alemana, explica que hasta los cinco años es normal o esperable que el niño no tenga control de la micción durante el sueño. 'Sin embargo, si el problema persiste después de esta edad, se puede sospechar que existe una inmadurez del sistema nervioso central que impide la adecuada percepción de vejiga llena y que altera el mecanismo que regula el control de la micción', señala.

Es en ese instante cuando hay que consultar a un especialista que diagnostique cuál es el origen de este síntoma, ya que no todos los casos son iguales.

Un enurético puede ser primario, que es el que sólo se moja durante el sueño, debido a que no hay sensación de vejiga llena. Este tipo de trastorno se cataloga como genético.

El tratamiento que más se utiliza para estos casos es la alarma sonora, que es un dispositivo que suena como chicharra ante el escape de las primeras gotitas de pipi que se asoman mientras el niño duerme. Este aparato se coloca en el pañal y a través de un pequeño cable está conectado a un parlante cercano al oído del paciente. Cuando suena, el pequeño despierta y va al baño. Con el paso del tiempo, el niño comienza a captar que la vejiga se llenó y, poco a poco, irá solo al baño, incluso antes de escuchar la alarma.

Por otro lado, existe la enuresis secundaria, que consiste en que no sólo hay escape de orina en la noche, sino que también durante la vigilia. Estos niños van muy seguido al baño, presentan urgencia miccional o, simplemente, se mojan durante el día. El origen de estos síntomas se debe a que existe una vejiga que presenta contracciones involuntarias o es aún inmadura.

En estos casos también hay que consultar al especialista. El tratamiento es muy sencillo y consiste en recetar jarabes o comprimidos destinados a relajar la vejiga. De esta forma, se bloquean las contracciones inmaduras. Este método da muy buenos resultados.

Para llegar a un buen diagnóstico y posterior tratamiento, el examen indicado por los médicos es un estudio urodinámico, que consiste en medir la intensidad de las contracciones de la vejiga. Esta es la forma más adecuada de saber qué tan severo es el problema y cómo hay que tratarlo.

¿Qué hacer en casa?

La doctora Delucchi advierte que la enuresis trae muchos problemas psicológicos a los menores. 'El niño sufre, se angustia, se compara con sus pares y comienza a deteriorar su autoestima', señala.

Una de las recomendaciones es que los padres no aceleren el control de esfínteres del niño, ya que no todos los menores pueden controlarlos después del año de vida.

Además, muchas veces, realizando un refuerzo positivo y otorgando pequeñas recompensas cuando hay logros, se puede controlar este síntoma. 'Cuando esto se hace, el paciente se motiva y cerca de un 70 a 80% puede mejorarse', explica la doctora.

Sin embargo, hay que estar atento, ya que en ocasiones el menor está en vías de controlar el problema y surgen eventos, como un cambio de casa, la separación de los padres o el nacimiento de un hermano que pueden hacer que el desarrollo neurológico que seguía un curso adecuado, se detenga.

Esto demuestra que hay ocasiones en que existe un factor psicológico que impide que los menores se recuperen. Es decir, hay niños que presentan el problema debido a situaciones que para ellos son traumáticas.

La doctora señala que, después de los cinco años, no hay que pensar que el síntoma se va a quitar solo. Es por esto que la ayuda de un especialista en el diagnóstico y tratamiento es de vital ayuda.


Esta información es meramente informativa y no sustituye la opinión de un profesional de salud. Ante cualquier síntoma o molestia, te recomendamos consultar con tu médico. Además, ten en cuenta que, debido a la naturaleza cambiante de los temas tratados en este artículo, algunos conceptos pueden sufrir modificaciones desde la fecha original de la publicación.
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