Durante el sueño, muchas funciones cerebrales 'se duermen' y en la mañana necesitan el aporte energético que provee el desayuno para reactivarse y funcionar durante el día. Es necesario preocuparse y no dejar pasar más de ocho horas sin comer, porque el sistema nervioso central (cerebro) requiere combustible para poder funcionar.
Es así como alimentarse en las mañanas ayuda al escolar a pensar con rapidez, prestar atención y comunicarse de forma apropiada con los que lo rodean.
Un menor que no toma desayuno correctamente tiene dificultades de concentración y memoria, también puede estar decaído, de mal humor y sentirse cansado y nervioso, ya que éstas son funciones cerebrales vinculadas al déficit de glucosa, que hace trabajar al cerebro. Si se presenta hipoglicemia, el menor puede tener dolores de cabeza y abdominales, y sudoración.
En edades escolares, esto condiciona el aprendizaje y acarrea un descenso del rendimiento, ya que las capacidades de locución o expresión, memoria, creatividad y resolución de problemas quedan particularmente afectadas.
Tarea para los papás
La pediatra comenta que el desayuno 'debiera contener un lácteo, ojalá descremado, una fruta y un cereal (pan o cereal de bajas calorías), lo que asegura un aporte suficiente en proteína, calcio y energía'. El escolar debe recibir mayor aporte calórico, proteico y de calcio que un adulto.
Los padres deben acostumbrarse a tomar desayuno con los hijos diariamente, ya que de lo contrario puede alterarse la alimentación normal y los niños tienen hambre más tarde y comen en forma desordenada e hipercalórica. 'Llama la atención que un número importante de niños obesos no toma desayuno', cuenta la especialista.
Luego de un buen desayuno es necesario que los menores coman cada cuatro o cinco horas. Se les puede dar sólo leche al desayuno y enviar fruta, cereal o pan de bajas calorías para el recreo. La doctora aconseja 'no acostumbrarse a repetir estos alimentos si ya son consumidos en la mañana, porque inciden en un mayor peso, y no son necesarios para su rendimiento en el colegio'.
En el caso de que les dé asco el desayuno o vomiten la leche en el trayecto al colegio, lo recomendable es introducir paulatinamente la alimentación más temprano y enviarle comida para unas horas después.
Si por un largo periodo de tiempo los niños no toman desayuno, adquirirán hábitos alimenticios erróneos que pueden conducirlos a tener dolores de cabeza y abdominales diarios, y, en el peor de los casos, obesidad.
Elementos que debe contener un desayuno
Despertar sin hambre, tener asco en las mañanas y andar apurado, son las típicas razones por las cuales muchas personas se saltan la primera y más importante comida del día.
El desayuno debe ser equilibrado y contar con un aporte de proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas. 'Es importante, ya que después de un ayuno prolongado, de casi ocho a diez horas, puede haber tendencia a sufrir hipoglicemia', enfatiza la doctora Sylvia Guardia, pediatra de Clínica Alemana, especialista en nutrición.
Durante el sueño, muchas funciones cerebrales 'se duermen' y en la mañana necesitan el aporte energético que provee el desayuno para reactivarse y funcionar durante el día. Es necesario preocuparse y no dejar pasar más de ocho horas sin comer, porque el sistema nervioso central (cerebro) requiere combustible para poder funcionar.
Es así como alimentarse en las mañanas ayuda al escolar a pensar con rapidez, prestar atención y comunicarse de forma apropiada con los que lo rodean.
Un menor que no toma desayuno correctamente tiene dificultades de concentración y memoria, también puede estar decaído, de mal humor y sentirse cansado y nervioso, ya que éstas son funciones cerebrales vinculadas al déficit de glucosa, que hace trabajar al cerebro. Si se presenta hipoglicemia, el menor puede tener dolores de cabeza y abdominales, y sudoración.
En edades escolares, esto condiciona el aprendizaje y acarrea un descenso del rendimiento, ya que las capacidades de locución o expresión, memoria, creatividad y resolución de problemas quedan particularmente afectadas.
Tarea para los papás
La pediatra comenta que el desayuno 'debiera contener un lácteo, ojalá descremado, una fruta y un cereal (pan o cereal de bajas calorías), lo que asegura un aporte suficiente en proteína, calcio y energía'. El escolar debe recibir mayor aporte calórico, proteico y de calcio que un adulto.
Los padres deben acostumbrarse a tomar desayuno con los hijos diariamente, ya que de lo contrario puede alterarse la alimentación normal y los niños tienen hambre más tarde y comen en forma desordenada e hipercalórica. 'Llama la atención que un número importante de niños obesos no toma desayuno', cuenta la especialista.
Luego de un buen desayuno es necesario que los menores coman cada cuatro o cinco horas. Se les puede dar sólo leche al desayuno y enviar fruta, cereal o pan de bajas calorías para el recreo. La doctora aconseja 'no acostumbrarse a repetir estos alimentos si ya son consumidos en la mañana, porque inciden en un mayor peso, y no son necesarios para su rendimiento en el colegio'.
En el caso de que les dé asco el desayuno o vomiten la leche en el trayecto al colegio, lo recomendable es introducir paulatinamente la alimentación más temprano y enviarle comida para unas horas después.
Si por un largo periodo de tiempo los niños no toman desayuno, adquirirán hábitos alimenticios erróneos que pueden conducirlos a tener dolores de cabeza y abdominales diarios, y, en el peor de los casos, obesidad.
Elementos que debe contener un desayuno