Como la sangre debe vencer la fuerza de gravedad para circular por las piernas, su movimiento es más lento. Entonces, al estar inmóvil, disminuye el flujo sanguíneo y eso aumenta la posibilidad de que se formen coágulos o trombos que obstruyan la circulación. Lo mismo pasa con quienes deben estar mucho tiempo en reposo por alguna cirugía o enfermedad. Por otro lado, ese trombo puede bloquear parte o la totalidad del flujo y, si se desprende, puede llegar a los pulmones, provocando una embolia.
Generalmente, los síntomas de la tromboflebitis se presentan durante el viaje o cuando éste termina y se reinicia el movimiento de las extremidades, pero también pueden darse varios días después.
'El nombre de trombosis del viajero se acuñó por la observación de un número de casos que debutaban al pararse del asiento del avión o al descender del mismo. Otro número de pacientes consulta días después por una molestia mantenida en la pierna', agrega el especialista.
Lo que más evidencia la presencia de tromboflebitis del viajero es la hinchazón, enrojecimiento y dolor en la pantorrilla, donde además, puede sentirse una dureza. Asimismo, puede cambiar el color de la extremidad afectada.
En el peor de los casos, ese trombo puede desplazarse hasta los pulmones y provocar una embolia, la que se reconoce principalmente, por una dificultad respiratoria, dolor al inspirar profundamente, taquicardia y sensación de opresión en el tórax. Si se obstruye la circulación sanguínea a los pulmones, se da por una parte, una alteración en la oxigenación de la sangre y por otra, una posible insuficiencia cardiaca derecha.
Para no tener este problema en plenas vacaciones y llegar realmente descansado, se pueden tomar simples medidas que ayudarán a evitar la formación de trombos.
El doctor Bianchi dice que, en primer lugar, es indispensable mover las piernas cada una o dos horas. Un buen ejercicio es la simulación de que se está caminando, pero sentado, con los pies apoyados y realizando un movimiento de balancín entre el talón y la punta de los pies.
También hay que viajar con las piernas estiradas y caminar un poco por la cabina para reactivar la circulación sanguínea. Además, se aconseja usar ropa que no perjudique el flujo, como la deportiva, que es excelente para viajar cómodo y sin riesgos. Quienes tienen várices pueden llevar calcetines o medias compresivas y los que presenten otros factores de riesgo, debieran tomar medidas farmacológicas específicas indicadas por su médico tratante.
Por otro lado, es necesario ingerir comidas livianas y tomar mucha agua antes y durante el viaje para evitar la deshidratación, que por su parte, aumenta con el consumo de bebidas alcohólicas y de cafeína.
Apenas se sientan las primeras molestias, se debe ir lo antes posible a un cirujano vascular para ver el tratamiento a seguir. Mientras antes, menos posibilidades hay de que un coágulo pueda llegar a los pulmones. Asimismo, es responsabilidad de cada pasajero, tomar las medidas necesarias para evitarlo, sobre todo si se tiene factores de riesgo, en cuyo caso además, se deberá consultar a un especialista antes de viajar.
Una trombosis venosa profunda corresponde a la formación de un coágulo en alguna vena del cuerpo, siendo lo más frecuente, en la parte inferior de las piernas. Puede afectar a quienes -al viajar- pasan mucho tiempo sin moverse, pero con simples medidas, es posible evitarlo.
Esta patología se relaciona principalmente con los viajes en avión y en clase turista porque, al parecer, la presurización de las cabinas (baja presión atmosférica) disminuye la cantidad de oxígeno y favorece la deshidratación, lo que produce un aumento de la viscosidad (densidad) de la sangre, favoreciendo así, la trombosis. Sin embargo, la causa fundamental es estar sentado -sobre todo, en asientos chicos e incómodos- por largo tiempo y en posición rígida. Lo más común es que, al estar con las rodillas dobladas, se comprima la vena poplitea (que está detrás de esta articulación), lo que enlentece el flujo sanguíneo.
'A esto hay que agregar los factores de riesgo que hacen que algunas personas deban tomar mayores precauciones a la hora de trasladarse. Entre estas condiciones están los mayores de 40 años, los fumadores, sedentarios, hipertensos, diabéticos, con cáncer u obesidad, y quienes tienen antecedentes de várices, trombosis o embolias anteriores (o de parientes directos). Asimismo, el consumo de anticonceptivos, el embarazo y el haberse sometido a cirugías -principalmente, de la zona pélvica- también pueden influir', explica el doctor Víctor Bianchi, cirujano vascular de Clínica Alemana.
Como la sangre debe vencer la fuerza de gravedad para circular por las piernas, su movimiento es más lento. Entonces, al estar inmóvil, disminuye el flujo sanguíneo y eso aumenta la posibilidad de que se formen coágulos o trombos que obstruyan la circulación. Lo mismo pasa con quienes deben estar mucho tiempo en reposo por alguna cirugía o enfermedad. Por otro lado, ese trombo puede bloquear parte o la totalidad del flujo y, si se desprende, puede llegar a los pulmones, provocando una embolia.
Generalmente, los síntomas de la tromboflebitis se presentan durante el viaje o cuando éste termina y se reinicia el movimiento de las extremidades, pero también pueden darse varios días después.
'El nombre de trombosis del viajero se acuñó por la observación de un número de casos que debutaban al pararse del asiento del avión o al descender del mismo. Otro número de pacientes consulta días después por una molestia mantenida en la pierna', agrega el especialista.
Lo que más evidencia la presencia de tromboflebitis del viajero es la hinchazón, enrojecimiento y dolor en la pantorrilla, donde además, puede sentirse una dureza. Asimismo, puede cambiar el color de la extremidad afectada.
En el peor de los casos, ese trombo puede desplazarse hasta los pulmones y provocar una embolia, la que se reconoce principalmente, por una dificultad respiratoria, dolor al inspirar profundamente, taquicardia y sensación de opresión en el tórax. Si se obstruye la circulación sanguínea a los pulmones, se da por una parte, una alteración en la oxigenación de la sangre y por otra, una posible insuficiencia cardiaca derecha.
Para no tener este problema en plenas vacaciones y llegar realmente descansado, se pueden tomar simples medidas que ayudarán a evitar la formación de trombos.
El doctor Bianchi dice que, en primer lugar, es indispensable mover las piernas cada una o dos horas. Un buen ejercicio es la simulación de que se está caminando, pero sentado, con los pies apoyados y realizando un movimiento de balancín entre el talón y la punta de los pies.
También hay que viajar con las piernas estiradas y caminar un poco por la cabina para reactivar la circulación sanguínea. Además, se aconseja usar ropa que no perjudique el flujo, como la deportiva, que es excelente para viajar cómodo y sin riesgos. Quienes tienen várices pueden llevar calcetines o medias compresivas y los que presenten otros factores de riesgo, debieran tomar medidas farmacológicas específicas indicadas por su médico tratante.
Por otro lado, es necesario ingerir comidas livianas y tomar mucha agua antes y durante el viaje para evitar la deshidratación, que por su parte, aumenta con el consumo de bebidas alcohólicas y de cafeína.
Apenas se sientan las primeras molestias, se debe ir lo antes posible a un cirujano vascular para ver el tratamiento a seguir. Mientras antes, menos posibilidades hay de que un coágulo pueda llegar a los pulmones. Asimismo, es responsabilidad de cada pasajero, tomar las medidas necesarias para evitarlo, sobre todo si se tiene factores de riesgo, en cuyo caso además, se deberá consultar a un especialista antes de viajar.