Sentirse bien con uno mismo, inteligente, simpático o todo lo contrario es parte del sentimiento valorativo de cada ser humano. Esto depende de factores propios del desarrollo psicológico y sociocultural, cuya integración positiva da origen a una sólida y afirmativa autoestima.
A continuación Solange Anuch, psicóloga de Clínica Alemana, explica en qué consiste la autoestima, cómo favorecer su desarrollo y cuándo consultar a un especialista.
Autoestima es un concepto psicológico que define la valía o apreciación personal que desarrollamos hacia nosotros mismos. Es un término dinámico que se construye en función de la edad, el desarrollo cognitivo, las interacciones y la identidad que integrará todos los aspectos de la personalidad de un individuo.
Las primeras relaciones significativas, el temperamento, la capacidad de objetivación, la autoevaluación y la estabilidad afectiva serán determinantes en la autoestima de un individuo.
El gustarnos y creer en nosotros mismos de manera realista es una condición necesaria para automotivarnos, confiar, y proveernos de recursos para crecer, desarrollarnos y avanzar en la vida.
Querernos a nosotros mismos será también la base sobre la cual podremos amar a otros y sentirnos amados, enamorar y enamorarnos, aceptar y aceptarnos; relacionarnos con nosotros y con los demás.
Anular nuestras características y etiquetarlas todas bajo el rótulo de defectuosas será fuente de conflictos, desconfianza, inseguridad, desesperanza, autodevaluación, bajas expectativas personales, detenimiento del desarrollo y en algunos casos se evidenciarán trastornos de tipo ansioso o trastornos del ánimo especialmente de tipo depresivo.
El crecimiento armónico de la personalidad aportará cada vez mayor información respecto de cómo somos, para qué servimos, cuáles son nuestras fortalezas y debilidades. El refuerzo proviene de la ejecución de diversas actividades que nos permitan expresar nuestro potencial, internalizando en una identidad unitaria la retroalimentación que recibimos, nuestras habilidades y recursos específicos que más adelante nos orientarán para tomar decisiones respecto de nosotros mismos, en temas como vocación, trabajo y relaciones amorosas, entre otros.
Una buena autoestima deberá ser realista, flexible e integrada. No se trata de la sobrevaloración vacía o una fachada que se vanagloria de atributos en los que no cree, esto perjudica la estabilidad del individuo y de su ambiente, pudiendo enfermarse y enfermar.
A lo largo del desarrollo resultará importante integrar el conocimiento que obtenemos de nosotros mismos en una identidad que equilibre las distintas áreas de nuestra vida y nuestra personalidad.
La repetición de experiencias de fracaso, la exposición crónica a entornos no reforzantes como familias disfuncionales, trabajos en ambientes hostiles, sobreexigencias académicas, la autocrítica desmedida, los trastornos del ánimos, las distorsiones cognitivas, son factores que determinan una autoestima negativa y precaria para la salud psicológica.
Cuando las personas se ven anímicamente disminuidas, el color de sus proyectos se tiñe de desesperanza, se evitan nuevos desafíos, se estanca el desarrollo con sentimientos de minusvalía e ineficacia personal, las expectativas de logro suelen ser de fracaso, la indecisión para dar nuevos pasos es cada vez más frecuente. Finalmente, se evitan los desafíos por estimar que no se tienen recursos suficientes. En general, la lectura personal redunda en que no se puede porque no se tienen competencias suficientes en ningún área y se desconfía de que se pueda ejecutar con éxito cualquier empresa o relación.
Si de niño se tiene baja autoestima, ¿se puede aumentar en la adultez?
La psicoterapia ofrece nuevas oportunidades para corregir el desarrollo de una inadecuada autoestima. Se recomienda, especialmente, la psicoterapia cognitivo/conductual.
En el caso de alteraciones de la autoestima, ya sea excesivamente baja o alta, ésta puede ser causa o efecto de diversos trastornos. Si es excesivamente baja se podría relacionar con: trastornos de dependencia de sustancia (adicciones); trastornos del ánimo como distimias y depresiones; trastornos de ansiedad como fobias sociales, ansiedad de rendimiento y trastornos obsesivos, entre otros.
Asimismo, se pueden producir trastornos de alimentación y alteraciones de la personalidad.
En tanto, si se tiene una excesiva autoestima, ésta puede ser efecto de trastornos de personalidad, especialmente de tipo narcisista, de alteraciones del ánimo -episodios maníacos en trastornos bipolares-, y de abuso de sustancias, lo que puede ocasionar serios desajustes conductuales.