Las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en 2005 había en todo el mundo alrededor de 1.600 millones de adultos (mayores de 15 años) con sobrepeso, y al menos 400 millones de adultos obesos. Además, se calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2.300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad.
La doctora Karen Salvo, nutrióloga de Clínica Alemana, explica que 'la realidad en Chile no es muy diferente de lo que ocurre en la mayoría de los países occidentales. El 60% de la población tiene un peso mayor a lo normal y más del 20% es obeso', afirma.
La OMS sostiene que la causa fundamental de este preocupante fenómeno es la modificación mundial de la dieta, con una tendencia al aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos, con escasas vitaminas, minerales y otros micronutrientes. A esto se suma la tendencia a la disminución de la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchos trabajos, a los cambios en los medios de transporte y a la creciente urbanización.
'Si bien siempre existen factores genéticos, además de ciertas patologías y fármacos, que pueden inducir obesidad, lo cierto es que el sedentarismo sumado a las dietas ricas en grasa y azúcares son los principales factores asociados a su desarrollo', recalca la doctora Salvo.
Lamentablemente, a medida que aumenta el peso de la población, también incrementan otras patologías, ya que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen diabetes, enfermedades cardiovasculares, alteraciones osteoarticulares, apnea del sueño y cáncer.
El creciente aumento de la obesidad ha motivado a diversos países a incorporar políticas públicas, como incluir la información nutricional en las etiquetas de los productos para que cada persona decida qué comer de acuerdo a sus necesidades. También se han disminuido los comerciales que promueven el consumo de alimentos poco saludables en los horarios de televisión infantil.
En Chile, también se han tomado medidas. En noviembre de 2008, entró en vigencia la nueva normativa de etiquetado nutricional que forma parte de la Estrategia Global contra la Obesidad (EGO Chile), que se inició en 2006. Esta iniciativa incluye también un programa intersectorial que busca fomentar la actividad física y la alimentación saludable en niños del primer ciclo básico interviniendo mil escuelas a nivel nacional. En la práctica, esto se traduce en incrementar las horas de actividad física, curriculares y extracurriculares, y mejorar la oferta de productos saludables en colaciones y kioscos de las escuelas adheridas.
'Creo que cada vez hay más conciencia, pero aún es insuficiente. Se sabe que la obesidad hace mal, pero las personas siguen haciendo malas elecciones al momento de decidir qué y cuánto comer', asegura la doctora Salvo.
En este sentido, la especialista es enfática al insistir en que la principal forma de combatir esta realidad es incorporando a la rutina hábitos básicos, como realizar actividad física de manera regular, consumir mayor cantidad de carnes blancas, verduras y frutas, y disminuir las frituras, los lácteos ricos en grasas y productos con alto aporte de azúcares.
Centro Avanzado de Obesidad
Teléfonos: 2101077 - 2101295
Hasta hace unos años, la obesidad era considerada un problema de países ricos, sin embargo, cada vez son más los estados con ingresos medios e, incluso, bajos que también se ven enfrentados a esta epidemia, especialmente en las áreas urbanas. Es precisamente esta globalización del fenómeno lo que ha dado origen al concepto 'Globesidad'.
Las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que en 2005 había en todo el mundo alrededor de 1.600 millones de adultos (mayores de 15 años) con sobrepeso, y al menos 400 millones de adultos obesos. Además, se calcula que en 2015 habrá aproximadamente 2.300 millones de adultos con sobrepeso y más de 700 millones con obesidad.
La doctora Karen Salvo, nutrióloga de Clínica Alemana, explica que 'la realidad en Chile no es muy diferente de lo que ocurre en la mayoría de los países occidentales. El 60% de la población tiene un peso mayor a lo normal y más del 20% es obeso', afirma.
La OMS sostiene que la causa fundamental de este preocupante fenómeno es la modificación mundial de la dieta, con una tendencia al aumento de la ingesta de alimentos hipercalóricos, con escasas vitaminas, minerales y otros micronutrientes. A esto se suma la tendencia a la disminución de la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchos trabajos, a los cambios en los medios de transporte y a la creciente urbanización.
'Si bien siempre existen factores genéticos, además de ciertas patologías y fármacos, que pueden inducir obesidad, lo cierto es que el sedentarismo sumado a las dietas ricas en grasa y azúcares son los principales factores asociados a su desarrollo', recalca la doctora Salvo.
Lamentablemente, a medida que aumenta el peso de la población, también incrementan otras patologías, ya que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen diabetes, enfermedades cardiovasculares, alteraciones osteoarticulares, apnea del sueño y cáncer.
El creciente aumento de la obesidad ha motivado a diversos países a incorporar políticas públicas, como incluir la información nutricional en las etiquetas de los productos para que cada persona decida qué comer de acuerdo a sus necesidades. También se han disminuido los comerciales que promueven el consumo de alimentos poco saludables en los horarios de televisión infantil.
En Chile, también se han tomado medidas. En noviembre de 2008, entró en vigencia la nueva normativa de etiquetado nutricional que forma parte de la Estrategia Global contra la Obesidad (EGO Chile), que se inició en 2006. Esta iniciativa incluye también un programa intersectorial que busca fomentar la actividad física y la alimentación saludable en niños del primer ciclo básico interviniendo mil escuelas a nivel nacional. En la práctica, esto se traduce en incrementar las horas de actividad física, curriculares y extracurriculares, y mejorar la oferta de productos saludables en colaciones y kioscos de las escuelas adheridas.
'Creo que cada vez hay más conciencia, pero aún es insuficiente. Se sabe que la obesidad hace mal, pero las personas siguen haciendo malas elecciones al momento de decidir qué y cuánto comer', asegura la doctora Salvo.
En este sentido, la especialista es enfática al insistir en que la principal forma de combatir esta realidad es incorporando a la rutina hábitos básicos, como realizar actividad física de manera regular, consumir mayor cantidad de carnes blancas, verduras y frutas, y disminuir las frituras, los lácteos ricos en grasas y productos con alto aporte de azúcares.
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