Al decir que una persona tiene cirrosis, lo primero que se piensa es que consume alcohol en exceso. Sin embargo, esta enfermedad también puede ser producida por el hígado graso no alcohólico, condición a la que se puede llegar por no llevar un estilo de vida saludable.
El doctor Edgar Sanhueza, gastroenterólogo de Clínica Alemana, explica por qué el hígado graso puede desencadenar una cirrosis y la importancia de evitarla.
Es una enfermedad producida por la acumulación de triglicéridos en las células de este órgano, las cuales a largo plazo producen la inflamación del hígado y aumenta la probabilidad de desarrollar fibrosis. La causa exacta es desconocida, pero se asocia a obesidad, diabetes mellitus, dislipidemia, hipertensión arterial y sedentarismo.
Estos factores de riesgo son muy comunes en la sociedad actual, ¿ha habido un incremento de pacientes con hígado graso en los últimos años? Sí, porque ha crecido la obesidad y el sedentarismo, lo cual lleva a un aumento de hígado graso en personas que no consumen alcohol. Muchas cirrosis que antes se catalogaban como de causa no conocida, ahora sabemos que son por hígado graso. Numerosos estudios avalan esa afirmación.
Es una patología hepática crónica e irreversible que consiste en que la funcionalidad del hígado es afectada por la formación de nódulos o cicatrices. Es más común en adultos y, en Chile, el 40% de los casos se debe al consumo exagerado de alcohol. Entre las otras causas están la hepatitis y el hígado graso no alcohólico.
La acumulación de trigliceridos en las células hepáticas produce inflamación, denominada esteatohepatitis. Esta inflamación genera cicatrización, llamada fibrosis, lo cual constituye una cirrosis.
Aproximadamente, el 20% de la población tiene hígado graso, ¿cuántos desarrollan cirrosis?
De ese grupo, 30% tiene esteatohepatitis y entre el 3 y 5% de estos pacientes llega a desarrollar cirrosis en un plazo de
entre 10 a 30 años.
Como medida general, deben llevar un estilo de vida saludable y tener un peso adecuado a su estatura. También deben identificarse y corregirse los factores de riesgo, tales como obesidad, dislipidemia y trastornos del metabolismo del azúcar, como insulino resistencia, intolerancia a la glucosa y diabetes, entre otros. Asimismo, hay que preferir alimentos ricos en fibra, legumbres, proteínas, frutos secos crudos y semillas. Además, se puede consumir antioxidantes, como vitamina A, C y E. Sin embargo, hay que considerar que una vez producida, la cirrosis es irreversible.
La mayoría de los pacientes no tiene síntomas y, generalmente, se descubre en forma incidental al hacer exámenes de sangre o de imágenes. Pero las personas con cirrosis presentan falta de ánimo y aumento de volumen abdominal y de piernas por acumulación de líquido.
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