Hay que lucir los pies en el verano, pero para hacerlo no sólo hay que preocuparse de la parte estética, sino que también de la salud. Desde la aparición de hongos hasta traumatismos locales pueden afectarlos. Pero, por otro lado, el estar menos encerrados los favorece.
Las altas temperaturascontribuyen al desarrollo de hongos y bacterias a nivel interdigital, plantar, de uñas y de bordes de los pies. La humedad y la ausencia de glándulas sebáceas -que poseen efecto antibacteriano y fungistático- son los principales factores asociados al desarrollo de tiña de los pies (infección por hongos).
“Al caminar descalzo, se adquiere más frecuentemente esta patología y, además, puede provocar la aparición de verrugas (infección de origen viral) en la planta de los pies”, afirma la doctora Ximena Fajre, dermatóloga de Clínica Alemana. La especialista agrega que “los pies expuestos al contacto con arena, agua de mar y/o piscinas tienden a resecarse, lo que puede llevar a la formación de fisuras y una posterior sobreinfección”.
La onicomicosis (hongos en las uñas) a menudo se asocia a la tiña de los pies y se caracteriza por un cambio de color y forma de éstas, aumento de su grosor, mayor fragilidad y, en ocasiones, desprendimiento completo. Muchas veces es crónica. Para evitarla, se promueve el empleo de calzado adecuado, uso de calcetines de algodón o hilo, aplicación de polvos absorbentes o antifúngicos, y corte periódico de uñas.
En general, sí, porque las infecciones por hongos en los pies se ven más frecuentemente asociadas al empleo de calzado cerrado. De hecho, los zapatos abiertos permiten una mejor ventilación, lo que disminuye la incidencia de una infección micótica.
Sin embargo, con el uso de sandalias -principalmente plásticas- surgen problemas como quemaduras solares, piel seca (xerosis), dermatitis de contacto y traumatismos locales (o golpes) por exposición de dedos y uñas.