Los deportes ecuestres son practicados en Chile en diferentes modalidades. La más tradicional es el rodeo, que nace de la necesidad de reunir y marcar el ganado y que consiste en que dos jinetes arrían y atajan a un novillo en una estructura similar a la de un corral, llamada media luna.
Otra disciplina que se ha desarrollado en forma relevante en el último tiempo son las competencias cross country equino, las que se caracterizan por recorrer largas distancias, controlando algunos parámetros fisiológicos del caballo, de manera de evitar una sobreexigencia. Finalmente, las pruebas de habilidad, saltos y de velocidad -así como las de polo- son disciplinas practicadas ampliamente a nivel mundial, siendo consideradas algunas de ellas incluso pruebas olímpicas.
Este tipo de deporte requiere tanto de destrezas técnicas -que sin duda son las más importantes y complejas de adquirir- y físicas para realizarlo de manera adecuada. Dentro de las estas últimas, uno de los elementos fundamentales es el desarrollo de la fuerza y tono muscular de las piernas, debido a que se necesita mantener posiciones específicas adecuadas al tipo de prueba ecuestre, las que requieren de gran resistencia y fortaleza física. Esto permite al jinete mantener una armonía y control del caballo.
Además de la fuerza, la persona debe tener un peso adecuado para no sobreexigir al animal y desarrollar una condición aeróbica que le permita ejecutar la prueba deportiva de una manera adecuada.
Las lesiones más frecuentes en este tipo de deportes son las laceraciones, contusiones, desgarros, esguinces, fracturas y dislocaciones.
Están más proclives a sufrir estas lesiones los niños y jóvenes, principalmente entre 10 y 19 años, probablemente porque tienden a ser más osados. Independiente de la edad, también son factores de riesgo la falta de juicio, experiencia o habilidades por parte del jinete; no usar casco protector, cabalgar al estilo inglés, hacerlo en lugares con mucho ruido, tráfico o donde exista gente hablando al caballo, y practicar entre 15 y 24 horas al mes.
Si bien las lesiones de mayor gravedad, como traumas espinales u otros, no son tan frecuentes, se han desarrollado en el último tiempo algunas estrategias preventivas para disminuir su riesgo:
• El uso de casco protector certificado en jinetes de todas las edades y en la práctica de las diferentes pruebas ecuestres.
• En niños, se recomienda la supervisión basada en el desarrollo de actividades de acuerdo a las habilidades individuales.
• En niños, utilizar caballos adecuados a su nivel de habilidad y entrenamiento.
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