Si bien la diabetes mellitus tipo 2 puede dar a cualquier edad, incluso en niños muy obesos o con antecedentes de diabetes en su familia, generalmente se presenta en la adultez.
Esta enfermedad se genera por una insulinoresistencia, es decir, una resistencia al efecto de la insulina en el hígado, músculo y tejido adiposo, asociado a un déficit relativo de insulina por el páncreas para mantener los niveles de glucemia normales.
La doctora María Teresa Barros, diabetóloga de Clínica Alemana, explica que esta diabetes es la más común en los adultos, de hecho corresponde al 95% de los casos de diabetes en personas mayores de 18 años, y aumenta su frecuencia en la medida que el páncreas va envejeciendo, razón por la que afecta a tantos adultos mayores.
Muchas personas ni siquiera saben que la tienen a pesar de ser una enfermedad grave. La gran mayoría de estos pacientes son asintomáticos y, generalmente, se enteran de que padecen esta patología en un chequeo preventivo de salud.
Sin embargo, en algunos casos puede tener síntomas como baja de peso sin explicación, asociado a sed intensa y poliuria (orinar en forma excesiva), o infecciones de difícil tratamiento, visión borrosa y lesiones en los pies. En estos casos, se piden exámenes y se confirma el diagnóstico con una glicemia en ayunas (mayor o igual a 126mg/dl), una prueba de tolerancia a la glucosa con glicemia (mayor o igual a 200 mg/dl a las 2 horas) o hemoglobina glicosilada (mayor o igual a 6.5%).
En cuanto a las consecuencias de esta enfermedad, desde el punto de vista nutricional, el paciente que persistentemente está con glicemias altas adelgaza, pues pierde azúcar por la orina (calorías), se siente cansado y con sed, además sufre de poliuria. A largo plazo, si la enfermedad comienza a temprana edad, las complicaciones pueden aparecer en la adultez y llegar incluso a ser invalidantes tales como retinopatía, nefropatía, neuropatía y enfermedad cardiovascular.
La doctora Barros asegura que con optimismo, teniendo una vida lo más saludable posible, con una dieta balanceada y en porciones adecuadas; realizando ejercicio regularmente, asistiendo a los controles de salud y tomándose los medicamentos indicados, es posible llevar una vida casi normal y evitar las complicaciones de largo plazo.