Dentro de los más afectados por esta causa son los jóvenes, los cuales no tienen real conciencia de cuánto puede afectarles el alcohol que consumen en los carretes de fin de semana.
La doctora Carolina González, jefa del Programa Vivir Liviano de Clínica Alemana, explica que los jóvenes que llegan a su consulta por problemas de sobrepeso u obesidad, no relacionan el alcohol con las subidas de peso, pero que al momento de entrevistarlos se hace evidente que la cantidad de calorías ingeridas por este motivo es uno de los factores responsables de los kilos extras.
A esto se suma que estos jóvenes- de entre 15 a 22 años- tienen malos hábitos alimentarios, como el abuso de comida chatarra y un escaso consumo de frutas y verduras, además de sedentarismo.
Los tragos que suelen consumir son pisco, vodka o ron, licores muy calóricos porque tienen un alto grado alcohólico.
Si bien entre los jóvenes se comenta que la champaña o el vino no hacen engordar, a diferencia otros tragos, la especialista aclara que esto es sólo un mito, porque la champaña también contiene alcohol y un grado variable de azúcares, por lo que el resultado a la larga es el mismo.
Aunque la cantidad de alcohol necesaria para subir de peso depende de cada persona, lo cierto es que con más de dos tragos por carrete ya se está produciendo exceso de calorías.
Asimismo, el alcohol podría ayudar a potenciar los 'bajones' -atracones de hambre luego de haber bebido- debido a que el alcohol es un estimulante del apetito y al mismo tiempo produce una pérdida de conciencia y deseo de comer 'algo', que generalmente es grasoso y de gran contenido calórico.
Por un exceso de consumo de alcohol es frecuente que estas personas padezcan hígado graso, hipertrigliceridemia e hiperuricemia (aumento de la concentración del ácido úrico en sangre).
Según especialistas del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), la mayoría de las personas desconoce la cantidad de energía que aporta el alcohol, por lo que este organismo junto a otras instituciones,
propusieron etiquetar todos los alcoholes que vinieran envasados. Considerando que el alcohol no es un alimento, se sugirió que sólo se declarara su aporte calórico total y la cantidad de azúcar.
La obesidad es una epidemia mundial que día a día afecta a más personas en el mundo. En este problema influyen muchos factores, y entre ellos está el consumo habitual de alcohol, el cual puede acentuarla y empeorarla.
En términos nutricionales, el alcohol es un elemento que solamente aporta calorías 'vacías', dado que no entrega nutrientes, vitaminas o minerales de ningún tipo, pero lo que sí otorga, y en exceso, son kilos extras, ya que cada gramo de alcohol contiene siete calorías, casi tanto como la grasa, la cual tiene nueve calorías por gramo.
Dentro de los más afectados por esta causa son los jóvenes, los cuales no tienen real conciencia de cuánto puede afectarles el alcohol que consumen en los carretes de fin de semana.
La doctora Carolina González, jefa del Programa Vivir Liviano de Clínica Alemana, explica que los jóvenes que llegan a su consulta por problemas de sobrepeso u obesidad, no relacionan el alcohol con las subidas de peso, pero que al momento de entrevistarlos se hace evidente que la cantidad de calorías ingeridas por este motivo es uno de los factores responsables de los kilos extras.
A esto se suma que estos jóvenes- de entre 15 a 22 años- tienen malos hábitos alimentarios, como el abuso de comida chatarra y un escaso consumo de frutas y verduras, además de sedentarismo.
Los tragos que suelen consumir son pisco, vodka o ron, licores muy calóricos porque tienen un alto grado alcohólico.
Si bien entre los jóvenes se comenta que la champaña o el vino no hacen engordar, a diferencia otros tragos, la especialista aclara que esto es sólo un mito, porque la champaña también contiene alcohol y un grado variable de azúcares, por lo que el resultado a la larga es el mismo.
Aunque la cantidad de alcohol necesaria para subir de peso depende de cada persona, lo cierto es que con más de dos tragos por carrete ya se está produciendo exceso de calorías.
Asimismo, el alcohol podría ayudar a potenciar los 'bajones' -atracones de hambre luego de haber bebido- debido a que el alcohol es un estimulante del apetito y al mismo tiempo produce una pérdida de conciencia y deseo de comer 'algo', que generalmente es grasoso y de gran contenido calórico.
Por un exceso de consumo de alcohol es frecuente que estas personas padezcan hígado graso, hipertrigliceridemia e hiperuricemia (aumento de la concentración del ácido úrico en sangre).
Según especialistas del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), la mayoría de las personas desconoce la cantidad de energía que aporta el alcohol, por lo que este organismo junto a otras instituciones,
propusieron etiquetar todos los alcoholes que vinieran envasados. Considerando que el alcohol no es un alimento, se sugirió que sólo se declarara su aporte calórico total y la cantidad de azúcar.