El flujo vaginal es un tema del que comúnmente no se habla, pero que a muchas mujeres preocupa. Para aclarar dudas al respecto, el doctor Daniel Pedraza, gineco-obstetra de la Unidad de Medicina Perinatal de Clínica Alemana, explica en qué consiste, cuándo se debe consultar a un especialista y si son recomendables los protectores diarios, entre otros aspectos.
El término “flujo vaginal” se refiere a la salida de fluido o secreción a través del canal vaginal. Existe un flujo considerado normal o fisiológico producido por la acción de las hormonas sexuales, la descamación y exudación del epitelio que cubre el canal vaginal, y en parte también, por la secreción de glándulas presentes en la región genital.
Aunque muchas veces puede ser incómodo, es un gran aliado de la mujer, ya que participa en la protección contra infecciones y, permite mantener una lubricación permanente.
El flujo vaginal considerado normal varía sus características de acuerdo al periodo del ciclo menstrual. Su aspecto es habitualmente mucoso, en ocasiones blanquecino, levemente filante, y no produce síntomas.
Una forma de sobrellevarlo es con los conocidos protectores diarios. Al respecto, el doctor Pedraza explica que “si bien son frecuentemente utilizados por las mujeres por razones prácticas, no son del todo recomendables, en especial, en aquellas en que genera irritación persistente o hay infecciones recurrentes”.
En otras circunstancias, el flujo vaginal puede ser patológico, producido por una infección genital, un tumor, persistencia de un cuerpo extraño, dentro de las condiciones más frecuentes. En estos casos, el flujo cambia de aspecto en cuanto a color y cantidad, y se asocia a molestias como picazón, irritación, ardor, dolor o mayor sensibilidad durante las relaciones sexuales.
Embarazo
Durante el periodo de gestación es normal que, por el incremento de niveles hormonales y por la congestión de la mucosa, aumente la cantidad del flujo vaginal, pero manteniendo su aspecto mucoso y sin provocar molestias a la madre.
Sin embargo, también es posible que aparezca flujo con características anormales (flujo vaginal patológico), que habitualmente es debido a infecciones vaginales. Esto puede provocar molestias a la madre -de intensidad variable-, como picazón, irritación y ardor, entre otras. Asimismo, en algunas ocasiones, a través de la inflamación que genera, puede provocar un parto prematuro o, eventualmente, rotura prematura de la membrana amniótica, exponiendo así al bebé a los riesgos y dificultades propias del nacimiento prematuro.
Es importante que si se percibe cambios en el aspecto del flujo, molestias asociadas, y se sospecha de una infección vaginal, se controle con su ginecólogo-obstetra para que evalúe la situación. No se recomienda la automedicación y tampoco usar tratamientos que sirvieron para otras situaciones.
Departamento de Ginecología
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