Trastorno de control de impulsos: ¡No lo puedo evitar!

03/05/2011
4 min lectura
Trastorno de control de impulsos: ¡No lo puedo evitar!

Más de una vez, sin haberlo presupuestado, ha gastado más de lo que tenía planificado o bien ha comprado cosas que no necesita. Llega al centro comercial, se da unas vueltas, mira, compra, se toma un café y se relaja. Al llegar a casa, a veces no baja los paquetes del auto. Es el hecho de comprar más que los productos adquiridos lo que realmente la moviliza.

Detrás de la conducta de Ana María pueden esconderse otros problemas. Se había separado, no tenía hijos y estaba consumida por el estrés del trabajo. Comprar la lograba liberar, relajarse y a veces, mejoraba transitoriamente su ánimo.

Para el doctor Alejandro Koppmann, jefe del Unidad de Psiquiatría de Clínica Alemana, la impulsividad puede ser tanto una característica de la personalidad como un síntoma presente en diversas patologías psiquiátricas. De hecho, a nivel cerebral da cuenta de altos niveles de dopamina, neurotransmisor del sistema nervioso central.

Por el contrario, las personas menos impulsivas secretan más serotonina, neurotransmisor involucrado en los trastornos anímicos y en el control de numerosas conductas compulsivas.

Quienes son impulsivos, por lo general, son afectivamente más inestables, imprudentes y sufren habitualmente pérdida de orientación conductual futura. También tienden a la búsqueda de emociones, toma de riesgos y conductas extrovertidas.

Si bien la impulsividad no es considerada una patología psiquiátrica en sí misma, está presente en varias enfermedades mentales como, por ejemplo, los trastornos de personalidad límite o 'borderline'.

Cuando la impulsividad se transforma en patología se puede presentar en forma de:

Trastorno Explosivo Intermitente: La respuesta al estímulo que estresa es marcadamente desproporcional. Lo central es que el paciente destruye objetos, como inmobiliario o se causa daño al golpear fuertemente un muro.

Cleptomanía: Impulsos de robar objetos que no se necesitan para uso personal o por su valor monetario. Se caracteriza por aumento de la sensación de tensión inmediatamente antes de cometer el hurto y placer, gratificación o alivio al momento de realizar el hurto.

Piromanía: Provocación deliberada de incendio en más de una ocasión.

Juego Patológico: Necesidad de apostar cantidades crecientes de dinero para lograr la excitación deseada.

Tricotilomanía: Reiterados tirones del propio cabello que resultan en una pérdida notable del mismo.

Otros cuadros aún en estudio:

  • Comprador compulsivo
  • Compulsiones sexuales
  • Desórdenes alimenticios como el trastorno por atracones: Comer gran cantidad en breve tiempo, con la sensación de haber perdido el control. Se deja de comer cuando la comida se acaba o se está desagradablemente lleno. Hay culpa posterior por la conducta realizada.

Para la impulsividad no hay un tratamiento estándar. En todos los casos se requiere de un cuidadoso y completo estudio médico general que descarte patologías antes de pensar en causas psiquíatricas o psicológicas. Además, es importante distinguir la justificación psiquiátrica de un mal manejo de la rabia o de conflictos interpersonales.

Una vez hecho lo anterior, el tratamiento suele incluir una combinación de estrategias farmacológicas (con antiepilépticos, sedantes o antidepresivos) y terapia psicológica destinada a que el paciente identifique las situaciones estresantes o peligrosas que favorecen el descontrol impulsivo, anticipe escenarios o genere conductas alternativas más adaptativas.

El siguiente cuadro muestra la asociación más frecuente por género de los principales trastornos:

 
Mujer
Hombre
Cleptomanía
Juego patológico
Tricotilomanía
Trastorno explosivo Intermitente
Conductas automutiladoras
Piromanía
Comprador compulsivo
Compulsiones sexuales
Trastorno por atracones


 

Unidad de Psiquiatría

Teléfono: 210 1061

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Al día siguiente de que le pagaran, Ana María prefiere dar otro nombre- quedó sin saldo en su cuenta corriente. ¡Cero peso! A pesar de que siempre había sido muy 'consumista', esta vez se dio cuenta de que algo no estaba bien. Sufría de impulsividad.

Más de una vez, sin haberlo presupuestado, ha gastado más de lo que tenía planificado o bien ha comprado cosas que no necesita. Llega al centro comercial, se da unas vueltas, mira, compra, se toma un café y se relaja. Al llegar a casa, a veces no baja los paquetes del auto. Es el hecho de comprar más que los productos adquiridos lo que realmente la moviliza.

Detrás de la conducta de Ana María pueden esconderse otros problemas. Se había separado, no tenía hijos y estaba consumida por el estrés del trabajo. Comprar la lograba liberar, relajarse y a veces, mejoraba transitoriamente su ánimo.

Para el doctor Alejandro Koppmann, jefe del Unidad de Psiquiatría de Clínica Alemana, la impulsividad puede ser tanto una característica de la personalidad como un síntoma presente en diversas patologías psiquiátricas. De hecho, a nivel cerebral da cuenta de altos niveles de dopamina, neurotransmisor del sistema nervioso central.

Por el contrario, las personas menos impulsivas secretan más serotonina, neurotransmisor involucrado en los trastornos anímicos y en el control de numerosas conductas compulsivas.

Quienes son impulsivos, por lo general, son afectivamente más inestables, imprudentes y sufren habitualmente pérdida de orientación conductual futura. También tienden a la búsqueda de emociones, toma de riesgos y conductas extrovertidas.

Si bien la impulsividad no es considerada una patología psiquiátrica en sí misma, está presente en varias enfermedades mentales como, por ejemplo, los trastornos de personalidad límite o 'borderline'.

Cuando la impulsividad se transforma en patología se puede presentar en forma de:

Trastorno Explosivo Intermitente: La respuesta al estímulo que estresa es marcadamente desproporcional. Lo central es que el paciente destruye objetos, como inmobiliario o se causa daño al golpear fuertemente un muro.

Cleptomanía: Impulsos de robar objetos que no se necesitan para uso personal o por su valor monetario. Se caracteriza por aumento de la sensación de tensión inmediatamente antes de cometer el hurto y placer, gratificación o alivio al momento de realizar el hurto.

Piromanía: Provocación deliberada de incendio en más de una ocasión.

Juego Patológico: Necesidad de apostar cantidades crecientes de dinero para lograr la excitación deseada.

Tricotilomanía: Reiterados tirones del propio cabello que resultan en una pérdida notable del mismo.

Otros cuadros aún en estudio:

Para la impulsividad no hay un tratamiento estándar. En todos los casos se requiere de un cuidadoso y completo estudio médico general que descarte patologías antes de pensar en causas psiquíatricas o psicológicas. Además, es importante distinguir la justificación psiquiátrica de un mal manejo de la rabia o de conflictos interpersonales.

Una vez hecho lo anterior, el tratamiento suele incluir una combinación de estrategias farmacológicas (con antiepilépticos, sedantes o antidepresivos) y terapia psicológica destinada a que el paciente identifique las situaciones estresantes o peligrosas que favorecen el descontrol impulsivo, anticipe escenarios o genere conductas alternativas más adaptativas.

El siguiente cuadro muestra la asociación más frecuente por género de los principales trastornos:

 
Mujer
Hombre
Cleptomanía
Juego patológico
Tricotilomanía
Trastorno explosivo Intermitente
Conductas automutiladoras
Piromanía
Comprador compulsivo
Compulsiones sexuales
Trastorno por atracones


 

Unidad de Psiquiatría

Teléfono: 210 1061


Esta información es meramente informativa y no sustituye la opinión de un profesional de salud. Ante cualquier síntoma o molestia, te recomendamos consultar con tu médico. Además, ten en cuenta que, debido a la naturaleza cambiante de los temas tratados en este artículo, algunos conceptos pueden sufrir modificaciones desde la fecha original de la publicación.
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