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Ansiedad, vergüenza, enfado, preocupación, irritación, estrés o frustración son algunos de los problemas que conlleva tener un problema de control de orina como la vejiga hiperactiva, la cual termina provocando un fuerte impacto emocional.
El doctor Mario Fernández, urólogo de Clínica Alemana, explica que el síntoma clave de la vejiga hiperativa es la urgencia miccional, es decir, deseo súbito de orinar, el cual es difícil de aplazar. Como consecuencia de esto, aumenta la frecuencia miccional y puede producirse incontinencia urinaria en hasta un tercio de los casos.
La urgencia miccional es distinta a las simples ganas de orinar, ya que la persona necesita ir al baño más de 8 veces en 24 horas, o bien, más de 2 durante el sueño nocturno. Sin embargo, lo más relevante es que las micciones están precedidas de una gran urgencia.
Estos síntomas son causados por contracciones incontroladas del músculo detrusor de la vejiga mientras se va llenando de orina. Normalmente, este músculo permanece relajado durante el llenado vesical y se contrae solamente cuando la vejiga necesita ser vaciada. En personas con vejiga hiperactiva, sin embargo, las contracciones prematuras e involuntarias del detrusor producen un aumento de la frecuencia de micción, un fuerte deseo de evacuar (urgencia) y, eventualmente, incontinencia por urgencia.
Este trastorno se produce por dos grandes causas: El primer grupo comprende enfermedades neurológicas que pueden afectar la función de la vejiga, como el accidente vascular encefálico, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, y traumatismos de la médula espinal, entre otros. El segundo grupo incluye alteraciones de la musculatura de la vejiga, las que se pueden dar en el contexto de enfermedades benignas de la próstata en hombres y prolapso genital en mujeres. También existen casos en los cuales no es posible establecer la causa.
El principal impacto de esta enfermedad es en la calidad de vida, ya que impide el normal desarrollo de diversas actividades. Finalmente, cualquier actividad (compras, viajes, deportes, etc.) debe ser programada en función de la disponibilidad inmediata de un baño. También afecta el sueño, al generarse repetidas interrupciones durante la noche debido al deseo miccional. Como consecuencia de todas estas limitaciones, la persona puede aislarse socialmente e, incluso, entrar en depresión.
La prevalencia de la vejiga hiperactiva en Estados Unidos y Europa es aproximadamente de un 17% de la población adulta, no habiendo una diferencia significativa entre hombres y mujeres, aunque proporcionalmente ellas últimas presentan más incontinencia urinaria.
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