El hígado es un órgano fundamental dentro del metabolismo de alimentos, sustancias tóxicas, alcohol y medicamentos. La hepatitis es la inflamación del hígado que en casos graves, incluso, puede impedir su buen funcionamiento.
La doctora Alejandra Marcotti, infectóloga de Clínica Alemana, explica que “esto puede ser de origen infeccioso, dentro de lo cual los virus son fundamentales, pero también existen las hepatitis no infecciosas secundarias a medicamentos, alcohol u otros tóxicos hepáticos, y las causadas por enfermedades sistémicas como patologías autoinmunes. Para promover la difusión de medidas orientadas a evitar esta patología -que puede llegar incluso a provocar cirrosis y cáncer hepático-, la Organización Mundial de la Salud decretó el 28 de julio como el Día Mundial de la Hepatitis.
Existen distintos tipos de virus hepatitis, pero los más frecuentes son los A, B y C.
La hepatitis A es transmitida por agua y alimentos, y la B, a través de relaciones sexuales, vía materno fetal y por sangre y fluidos corporales. En tanto, la C se contagia principalmente por sangre o materiales contaminados con esta. Por último, la hepatitis E tiene un mecanismo de transmisión similar a la A.
“Cualquiera sea el origen, esta inflamación provoca síntomas como fiebre, decaimiento, malestar abdominal, sensación de náusea y, a veces, ictericia (tinte amarillo en ojos y piel). Los cuadros más serios conllevan falla en la función del hígado, es decir, un estado muy grave”, afirma la especialista.
Hepatitis en Chile
Actualmente, la hepatitis A ha disminuido significativamente debido a la mejora en las condiciones sanitarias del país, una mayor cultura del lavado de manos y de los alimentos crudos, y la costumbre de comer los mariscos cocidos.
La hepatitis B se mantiene estable. Desde 2005 se implementó la vacunación de los recién nacidos, lo que significará una muy importante reducción de los casos en los próximos años. La forma de prevención actual es la vacuna y el uso de preservativos en la vida sexual. Por último, la hepatitis C mantiene una incidencia baja en la población, alcanzando apenas alrededor del 0,3% de los casos, gracias a la obtención de datos del donante al momento de dar sangre y a los exámenes y al control de la sangre y sus derivados.
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