Mantenerse en forma siempre es importante, especialmente en el embarazo, donde el cuerpo cambia considerablemente. La gimnasia prenatal estimula la circulación y el bienestar fetal, lo que ayuda a las mujeres a sentirse más livianas. Además, la actividad física mejora la postura, evita la excesiva alza de peso de la madre, reduce los dolores de espalda, disminuye el estreñimiento, levanta el ánimo, mejora el rendimiento cardiovascular, entre otros.
Si bien el ejercicio durante el embarazo entrega múltiples beneficios a la futura mamá, se recomienda consultar primero con el médico tratante para saber el tipo de actividad más aconsejable de acuerdo a su condición.
En esta línea, el Centro de Extensión de Clínica Alemana, a través de sus charlas de Maternidad, cuenta con un programa de consejería sobre ejercicios durante el embarazo, el que orienta a las mujeres en esta etapa de la vida en relación al tipo y cantidad de actividad física recomendada, además de enseñar rutinas fáciles de ejecutar en casa, con implementos sencillos de usar.
Nuvia Ramírez, matrona de educación de Clínica Alemana, aconseja realizar una rutina de ejercicios con una frecuencia de tres a cuatro veces por semana, dependiendo de la persona. “Aquellas que hacían ejercicio regularmente previo al embarazo, pueden seguir haciéndolo, excepto en casos de embarazos de alto riesgo. Si una mujer inicia la práctica de ejercicio durante la gestación se recomienda hacerlo solo después del primer trimestre”, explica.
Asimismo, los ejercicios deben ser de intensidad moderada para evitar riesgo de caídas o de lesiones, por lo que esta prohibido practicar cualquier deporte de contacto como karate y fútbol.
La matrona enfatiza en que los principales ejercicios deben ser de tipo aeróbico (pilates y yoga) y localizado, enfocados en la respiración y relajación muscular. Esto permite fortalecer los músculos dorsales, pectorales, abdominales, abductores y del periné, lo que facilita llegar más preparada al parto y la lactancia.
Es importante, además, usar ropa adecuada y confortable, realizar las etapas de calentamiento y enfriamiento y pausas cuando correspondan. Finalmente, se debe beber mucha agua y evitar, durante el segundo y tercer trimestre, ejercicios que involucren estar con la espalada apoyada en el suelo por mucho tiempo, ya que esta posición disminuye el flujo de sangre hacia el útero.
Es importante recalcar que cuando se realizan los ejercicios no se deben sobrepasar los límites de frecuencia cardiaca materna, debido al riesgo de que el feto sufra de bradicardia (disminución de la frecuencia cardiaca). Ante cualquier dolor, hay que suspender la actividad inmediatamente y si la molestia persiste, se debe consultar con el médico.