Recibir la noticia de que se tiene un nódulo pulmonar suele preocupar e incluso asustar, porque es inevitable que surja el fantasma de un posible cáncer, sin embargo, lo cierto es que muchas veces estas lesiones están lejos de ser malignas.
El doctor Hernán Cabello, jefe del Servicio de Enfermedades Respiratorias de Clínica Alemana, explica que los nódulos pulmonares se detectan de forma accidental, a través de exámenes como una radiografía o scanner de tórax, donde se ven como una opacidad esférica de mayor densidad que el tejido pulmonar normal.
Cuando surge este hallazgo, se debe consultar a un especialista para que analice los antecedentes médicos personales y familiares, realice un examen físico completo, revise la imagen donde aparece el nódulo y, eventualmente, pida exámenes complementarios. Cuando hay sospecha y riesgo elevado de cáncer, se realiza una biopsia pulmonar, procedimiento que en estos casos dice la última palabra.
Si es una lesión benigna, no hay de qué preocuparse. Esta puede corresponder desde un ganglio intrapulmonar, una cicatriz, secuelas de tuberculosis u otras infecciones hasta tumores benignos. “Generalmente, los nódulos menores de 10 mm. son benignos, sobre todo en personas menores de 40 años, no fumadoras y sin historia previa de cáncer. Asimismo, si un nódulo se encuentra calcificado o no muestra ningún crecimiento en dos años o más, casi con certeza se trata de una lesión benigna”, explica el especialista.
Nódulo pulmonar benigno | Nódulo pulmonar maligno o canceroso |
Nódulo de forma redondeada u oval | Nódulo espiculado o lobulado |
Nódulo calcificado (*) | Nódulo que crece entre dos o más scanner |
Nódulo sin crecimiento por más de dos años (*) | Nódulo subsólido o en vidrio esmerilado o componente mixto |
En cambio, cuando se trata de una lesión maligna, lo más probable es que sea un cáncer primario del pulmón, causado por el consumo de cigarrillo. Si la enfermedad es detectada y operada a tiempo, las probabilidades de recuperación son muy altas, con una sobrevida cercana al 75-80% de los pacientes al cabo de cinco años de la cirugía.
La otra posibilidad, más remota, es que el nódulo corresponda a una metástasis de un tumor extra torácico (colon, estómago, piel u otro órgano), que ha invadido el pulmón. Aquí el panorama es más complejo, pues se trataría de una enfermedad en una etapa avanzada. Por eso es necesario determinar con el médico tratante y un oncólogo las opciones de tratamiento del cáncer de origen, antes de operar.
El principal factor de riesgo de un cáncer pulmonar es el tabaquismo, por lo tanto, la mejor prevención es dejar de fumar.
En cuanto a la detección precoz, en el caso de pacientes de alto riesgo, o sea, fumadores o ex fumadores de más de 40 años, se aconseja consultar al médico no solo para pesquisar un cáncer, sino también para evaluar otros posibles daños del tabaco sobre el aparato respiratorio y cardiovascular.
El avance tecnológico permite hoy un diagnóstico más precoz de lesiones malignas. “Desde fines de los 90, los nuevos scanner son capaces de detectar los nódulos llamados hoy subsólidos o en vidrio esmerilado, los cuales tienen mayor probabilidad de ser cáncer que un nódulo sólido”, explica el doctor Cabello.
En esta misma línea, en junio de 2011 se publicó un estudio en la revista New England Journal of Medicine que demostró que el screening (pesquisa precoz) de cáncer pulmonar con scanner de tórax en población de alto riesgo es capaz de detectar más tumores y en etapas más tempranas que otros métodos, lo que permite ofrecer cirugía curativa a más enfermos, aumentando su sobrevida. “Esto respalda la idea de aplicar este método de detección precoz a población fumadora de alto riesgo”, concluye el especialista.