Cuando un deportista entrena está repitiendo una actividad para mejorar su desempeño. Estos movimientos recurrentes pueden sobrecargar las estructuras osteomusculares produciendo una lesión. Las más comunes son las que afectan a músculos y tendones, principalmente de rodilla, tobillo, hombro y codo. También pueden aparecer lesiones óseas o articulares.
Algunos ejemplos de deportes que presentan estas características son: tenis, atletismo, triatlón y carreras de larga distancia.
El doctor Gonzalo Fernández, deportólogo de Clínica Alemana, explica que las causas de estas lesiones en los deportistas se debe a la carga deportiva excesiva con periodos de descanso inadecuados o a una mala estructura de entrenamiento, donde no se respeta el trabajo de flexibilidad ni las etapas de calentamiento y enfriamiento”.
Los factores de riesgo son la sobrecarga de entrenamiento, los antecedentes de lesiones similares previas, entrenar sobre superficies duras, realizar ejercicios de alto impacto y la edad.
El dolor, síntoma principal de las lesiones por sobreuso, es una señal tardía, que aparece cuando las cargas inapropiadas se han estado produciendo durante varias semanas, antes de su manifestación clínica. A partir de este momento, y si no se instituye un tratamiento adecuado, el rendimiento comienza a disminuir.
Para confirmar el diagnóstico se revisa la historia clínica del paciente, se le realiza un examen clínico y, de ser necesario, se piden exámenes de imágenes como ecografías, radiografías o resonancia nuclear magnética, dependiendo del sitio, tipo de lesión y tiempo de evolución.
“Durante este periodo se debe suspender la actividad deportiva y realizar sesiones de kinesiología para controlar el dolor, acelerar el proceso de curación, evitar complicaciones y hacer que la zona lesionada recobre sus funciones normales. Sin embargo, el tiempo de recuperación es lento ya que la evolución depende de la capacidad de curación de los tejidos y de las características individuales del paciente”, enfatiza el especialista.
Lo más importante es la prevención y para ello el deportólogo recomienda respetar las fases de ejercicio (calentamiento, ejercicio y enfriamiento), realizar trabajos de flexibilidad adecuados, tener periodos de descanso y manejar de manera adecuada el volumen y la intensidad del entrenamiento.
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