El dolor torácico es el principal síntoma de la pericarditis aguda, una inflamación que se produce en el saco pericárdico, que es la envoltura del corazón. Esta patología corresponde al 5% de los casos de dolores al pecho que consultan en urgencia, asegura el doctor Alejandro Abufhele, cardiólogo de Clínica Alemana.
Asimismo, agrega que es difícil calcular la cantidad de pacientes que sufre esto, pues hay muchos casos que no se diagnostican.
El síntoma más importante es el dolor torácico, por lo que a veces se confunde con un infarto. Esta molestia se alivia al sentarse hacia adelante y empeora al acostarse. En algunos casos puede haber fiebre o sensación de falta de aire (disnea). Es fundamental consultar a un especialista si presentan estos síntomas porque la pericarditis puede tener graves complicaciones si no se trata. Es frecuente el antecedente de un cuadro viral.
Existen muchas causas que pueden producir una pericarditis, entre ellas infecciones, enfermedades autoinmunes, cáncer, traumatismo y radioterapia.
En la mayoría de los pacientes es idiopática, es decir, sin causa conocida, a pesar de realizar una evaluación diagnóstica adecuada. En general, estos casos son de etiología viral, sin embargo, no se indican análisis virales específicos sistémicos por su costo y porque su identificación no cambia el tratamiento.
Además del dolor torácico del paciente, al auscultar el corazón con un estetoscopio, el médico puede oír un ruido llamado frote pericárdico, es decir, ruidos cardiacos que se pueden percibir como el sonido provocado al andar sobre la nieve. Asimismo, las enzimas cardiacas suelen elevarse, lo que indica un compromiso del músculo cardiaco.
El doctor Abufhele explica que “el tratamiento consiste básicamente en antiinflamatorios no esteroidales por alrededor de 15 días”. Sin embargo, si la acumulación de líquido en el pericardio deteriora la función cardiaca o produce un taponamiento, es necesario drenar el líquido del saco pericárdico (pericardiocentesis), lo que se puede hacer utilizando una aguja guiada por ecocardiografía o una cirugía menor.
La extirpación o corte parcial del pericardio se indica solo cuando la patología se vuelve crónica y ocasiona pericarditis constrictiva.
Agrega que la pericarditis es un trastorno autolimitado que entre el 70 y 90% de los pacientes cursa sin complicaciones ni recurrencias.