Sin sol, sin solárium, sin radiación ultravioleta ni riesgo de desarrollar cáncer de piel, igual se puede obtener un tono bronceado y sano utilizando autobronceantes. Estos productos cosméticos contienen principios activos que se unen al estrato córneo de la piel (capa más superficial) y, al entrar en contacto con la luz, se oxidan dando un color bronceado o anaranjado, efecto que dura aproximadamente dos semanas.
Antes de aplicar el autobronceante, es importante exfoliar la piel para que esté lo más lisa posible. Esto se debe hacer cada siete a diez días para que el bronceado se vea parejo, no reseco y dure más tiempo el color. Asimismo, lo ideal es aplicarlos después de la ducha, y poner atención con rodillas y codos, ya que son zonas gruesas y con pliegues, las que absorben más producto y quedan más teñidas.
El autobronceante se puede aplicar cada cuatro o cinco días, así el aspecto bronceado se adquiere de un modo más paulatino pero parejo. Además, se aconseja humectar la piel antes o después, porque estos productos tienden a resecarla.
Las pieles secas absorben más producto y para ellas se debería preferir la formulación en crema, mientras que las pieles grasas absorben menos y se recomienda un autobronceante en gel. Asimismo, hay que lavarse las manos inmediatamente después de usarlo para que no queden con manchas.
En cuanto a qué producto usar en la cara y cuál preferir para el cuerpo, los autobronceantes no están formulados para zonas determinadas -aun cuando venden específicos para la cara-, por lo tanto, se puede utilizar el mismo para el cuerpo y rostro.
Este artículo se hizo con la colaboración de la Dra. Francisca Sánchez, dermatóloga de la Clínica Alemana.