La oferta de zapatos deportivos cada vez es mayor y más variada en cuanto a colores, formas, texturas y precios. Y, a veces, elegir el correcto es todo un desafío.
Lo primero que hay que considerar es qué tipo de pie se tiene. Esto se puede determinar consultando a un traumatólogo para que realice un diagnóstico o acudiendo a tiendas deportivas que cuenten con equipos especiales para determinar el tipo de pisada y otras características del corredor.
Al caminar o correr todos realizamos un movimiento llamado pronación, que consiste en la rotación interna del pie en el momento del apoyo. Quienes hacen este giro de forma exagerada son denominados hiperpronadores y deben usar zapatillas que les permitan controlar esta situación. Según el doctor Cristian Ortiz, traumatólogo y jefe de Cirugía de Tobillo y Pie de Clínica Alemana, este problema se da en pacientes que tienen pie plano de origen congénito.
La mejor alternativa en estos casos son las zapatillas con mayor capacidad para absorber la carga cíclica y sujetar el pie. Los sistemas más utilizados para amortiguar el impacto son espumas expandidas de goma (EVA), aire y gel, entre otros.
Sin embargo, “la mayoría de los pacientes puede correr con zapatillas neutras sin inconvenientes, a pesar de tener pie plano o cavo. Es decir, el calzado más específico es necesario solo para algunos corredores”, agrega el traumatólogo.
Consejos
El especialista entrega algunos tips para la elección y el uso del calzado deportivo:
•Lo ideal es que los corredores cambien zapatillas cada 400 km.
•El uso de calcetines disminuye el roce y la posibilidad de generar ampollas.
•Tiene que haber una distancia de, aproximadamente, un centímetro y medio
entre el dedo gordo y la punta del calzado, con los calcetines puestos. Esto es importante porque habitualmente el pie se hincha producto de la circulación.
•La zapatilla debe tener una punta alta para que cuando esté
anudada se puedan mover libremente los dedos, sin roce.