Como pequeñas ampollas que arden y revientan para finalmente secarse como costras, así son los herpes, un problema común para muchas personas.
La doctora Francisca Daza, dermatóloga de Clínica Alemana, explica que estas alteraciones de la piel son producidas por el virus herpes simple. Actualmente, se conocen ocho tipos de virus herpes humanos, sin embargo, los más frecuentes son los tipo 1 y 2, responsables del cuadro clínico de herpes labial y genital respectivamente.
En tanto, el virus herpes tipo 3 es el responsable del herpes zoster y es el mismo virus que ocasiona varicela.
Este tipo de herpes se presenta con un dolor similar a una quemadura, y luego aparecen múltiples vesículas que dan origen a costras.
Los herpes se contagian por contacto directo, sin embargo, no todas las personas que están infectadas manifiestan la enfermedad, lo que dificulta evitar la transmisión del virus. “Lo que sí es posible es impedir las recurrencias evitando los factores gatillantes como el sol y el estrés, entre otros factores”.
Al respecto, la doctora Daza explica que “la mayoría de estas infecciones se contrae durante los primeros años de vida, aunque se estima que solo entre el 1 y 5% de la población presenta sintomatología”.
La especialista explica que el diagnóstico es principalmente clínico. Asimismo, hay herramientas que ayudan como el Test de Tzank (frotis al fresco que muestra células grandes multinucleadas) y el PCR (polymerasa chain reaction). Estos exámenes permiten identificar de qué virus se trata.
Cuando el herpes se manifiesta, para disminuir los malestares que provoca es recomendable tomar antivirales, asegura la doctora Daza.