La resistencia a la insulina es una condición muy frecuente en Chile, tanto en hombres como en mujeres, debido a que la mayoría tienen sobrepeso u obesidad, y son sedentarios.
La doctora María Teresa Barros, diabetóloga de Clínica Alemana, explica que es un mecanismo de enfermedad en que hay niveles normales de glucosa asociados a niveles altos de insulina, habitualmente, relacionado a sobrepeso. “Por sí sola no genera subida de peso, sino que por el contrario, las personas con kilos de más son quienes tienen insulinorresistencia, pues es el mismo tejido adiposo el que genera la resistencia, junto a una baja masa muscular y, en menor medida, algunos factores genéticos”, enfatiza.
“Se trata de la resistencia que producen algunos tejidos, como músculo, tejido adiposo e hígado, para el trabajo de la insulina, haciendo menos eficiente su función de regulación de la glicemia, lo que lleva a que el páncreas produzca más insulina para vencer la resistencia y así regular bien la glicemia, pero esa sobreexigencia, a largo plazo, lo daña, facilitando así la aparición, por ejemplo, de diabetes”, sostiene.
La especialista agrega que es una condición subclínica, es decir, habitualmente no tiene manifestaciones físicas, solo algunas personas presentan un oscurecimiento de la piel del cuello, lo que se denomina acantosis. Generalmente, es un fenómeno reversible si se baja de peso, se hace ejercicio y se mantiene una buena nutrición, sin embargo, si persiste el sobrepeso u obesidad, y no se toman precauciones, es muy probable que persista.
Si bien la insulinorresistencia no es una patología, cuando evoluciona de manera espontánea y no se trata correctamente, puede llevar a una diabetes, especialmente, si la persona tiene otras manifestaciones de ella, como embarazos con hipertensión (preeclampsia), hijos con un peso mayor a cuatro kilos al nacer (macrosomía), síndrome de ovarios poliquísticos, una distribución grasa de predominio alrededor de la cintura (grasa visceral), entre otros.
Además, si una persona no controla esta condición subclínica, corre el riesgo de desarrollar, a largo plazo, enfermedades como hipertensión arterial, gota, infertilidad y trastornos del colesterol.
Para el diagnóstico, existen exámenes indirectos, uno de ellos es medir en condiciones basales glicemia e insulina, y la relación entre ellas (HOMA), además de la curva de tolerancia a la glucosa, con determinación de insulina simultánea.
El manejo depende del caso, pero en general, no requiere fármacos y se trata con actividad física y normalizando el peso corporal, por lo que es fundamental una dieta saludable, evitando el sobrepeso y realizando ejercicio regular, al menos, 30 minutos diarios.
Semana de la Diabetes en Clínica Alemana