La especialista recomienda mandarles frutas frescas (manzanas, naranjas), deshidratadas (huesillos, ciruelas), o secas (maní, nueces, almendras). Otra posibilidad es enviarles un producto lácteo, como yogur bajos en grasa o leche descremada. También sirven algunos cereales con bajo contenido de azúcar. Es importante revisar el etiquetado para ver la cantidad de calorías que tienen y que ojalá sean sin grasas trans.
Para organizar las colaciones de la semana, hay que considerar que los niños en edad escolar deben consumir, diariamente, tres porciones de lácteos descremados (leche, yogur o quesillo), dos de carne, pescado o huevo (considerando que este último debe ser una vez a la semana), dos de hortalizas y verduras, dos porciones de fruta y un pan o cereales. Asimismo, pastas, arroz y papas deben ser distribuidos en no más de cuatro porciones a la semana. Las grasas, aceites y azúcares pueden estar presentes, pero en poca cantidad.
“Los niños que se van a clases sin desayuno tienen un menor rendimiento que los que desayunan bien. Además, tienden a ser más obesos, porque comen cualquier cosa que compran en el recreo”, enfatiza la doctora Guardia.