A pesar de su minúsculo tamaño son una tremenda incomodidad para quien los tiene, ya que la picazón que provocan los piojos en la nuca y detrás de las orejas es muy molesta y, en ocasiones, produce granitos o infección bacteriana secundaria al rascado.
La doctora Soledad Aspillaga, dermatóloga de Clínica Alemana, explica que para detectar la pediculosis en una persona, se debe revisar, principalmente, la raíz del pelo, debajo de una buena luz (la ideal es la luz solar).
Las liendres (huevos) tienen la forma de conitos invertidos perlados, de aproximadamente 5mm. de largo, son de color gris amarillento cuando tiene pocos días de vida y marrón oscuro cuando están por incubar. Las hembras de los piojos ponen las liendres a menos de un centímetro de la raíz del pelo. “Aquellas que se encuentran a más de centímetros del cuero cabelludo, ya están vacías y toman un color blanquecino”, asegura la especialista.
Algunos de los principales mitos sobre la pediculosis son:
El tratamiento puede ser realizado aplicando lociones con permetrina o vaselinas. Se debe peinar el cabello arrastrando a los parásitos adultos. Es importante saber que las liendres no se mueren, es por esto que debe repetirse el tratamiento a la semana siguiente, cuando esas liendres sean parásitos adultos (el tratamiento sigue el ciclo de vida del parásito).
Además, se deben lavar peines, pinches, toallas y sábanas. Si es necesario, esto se debe repetir una vez a la semana hasta erradicar el parásito.
Es posible evitar la pediculosis si se mantiene el pelo muy corto en los hombres y tomado en las mujeres.