Es común que después de realizar alguna actividad física fuerte se contraigan los músculos, produciéndose una intensa molestia llamada calambre. Estos dolores repentinos muy agudos y violentos son contracciones involuntarias de un músculo e inhabilitan, por segundos o minutos, el uso del tejido afectado al dejarlo rígido.
Suelen presentarse en adultos y en quienes practican deportes, pero también de noche y cuando las personas están descansando. Afectan principalmente las piernas, sobre todo las pantorrillas y pies, aunque pueden darse en cualquier músculo del cuerpo.
Para terminar con un calambre que se debe a un esfuerzo físico extenuante, hay que dejar de hacer el ejercicio por unos minutos y masajear la zona con el músculo elongado. Si no es posible hacerlo uno mismo, se le puede pedir ayuda a otra persona.
SE RECOMIENDA:
En la alimentación, no deben faltar cítricos, legumbres, vegetales de hojas verdes y plátanos, ya que son ricos en potasio.
Tratar de tomar dos litros de agua al día para mantenerse hidratado y con los niveles de electrolitos adecuados.
No nadar después de comer, porque el organismo se centra en la digestión y no irriga tanto las extremidades. Tampoco hacer otro tipo de ejercicio, ya que el estómago deja de recibir la sangre que necesita y puede producirse un calambre estomacal.