Durante la etapa de gestación todo el organismo sufre variaciones y la boca no está ajena a esto. “La principal causa de estas alteraciones son los cambios hormonales que se producen en la mujer durante el embarazo”, asegura el odontólogo de Clínica Alemana Diego Jiménez.
Una de ellas es el incremento en el riesgo de enfermedad gingival, lo que hace que las encías estén más sensibles a los efectos perjudiciales de la placa bacteriana, que se forma permanentemente sobre los dientes.
Asimismo, si la embarazada tiene antecedentes de enfermedad periodontal, la salud de sus encías puede verse seriamente afectada.
Para disminuir el riesgo de inflamación e infección es importante mantener las encías y los dientes sanos, es decir, limpios durante el embarazo. Para lograr esto hay que cepillarlos después de cada comida por lo menos cinco minutos cada vez y usar seda dental.
Como las encías están más sensibles hay que hacerlo con suavidad, con un cepillo de cerdas suaves y usar dentrífico para encías sensibles.
Se deben eliminar dulces de la dieta, ya que las galletas, pasteles y bebidas, entre otros, contribuyen a la enfermedad de las encías y a las caries.
Por último, durante el embarazo se recomienda visitar al odontólogo desde el principio para un examen dental y, durante los meses siguientes, chequearse con más frecuencia. “Por ejemplo, normalmente una persona debe controlarse cada seis meses, pero en el caso de las embarazadas, estos chequeos deben realizarse cada tres meses, dependiendo de la condición gingival en que la paciente se encuentre”, explica el odontólogo.
Además, si aparece algo hay que tratarlo, ya que algunas condiciones, como la gingivitis, pueden causar enfermedades de las encías más serias si no son atendidas a tiempo.
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