Casi todos los animales vertebrados bostezan y los seres humanos lo hacen desde las 11 semanas de vida intrauterina. Sin embargo, solo los animales capaces de sentir empatía pueden ser contagiados del bostezo y, en los humanos, desde los cuatro años aproximadamente, ocurre lo mismo.
El doctor Serra agrega que “aproximadamente, el 75% de las personas se contagian con los bostezos, mientras más empáticos, más posibilidad de que se les pegue”.
Los bostezos son un acto involuntario que surge en momentos de cansancio o aburrimiento. Consiste en que la boca se abre y se produce una aspiración profunda que dura apenas segundos y que, como explicó en 1986 el psicólogo estadounidense Robert Provine, “puede tener el dudoso honor de ser, entre todos los comportamientos humanos más comunes, el menos comprendido'.
Al respecto el doctor Leonardo Serra, neurólogo del Centro del Sueño de Clínica Alemana, explica que hay muchas teorías respecto a qué factores originan el bostezo, pero lo único que se sabe con certeza, es que está relacionado con aumentar los niveles de vigilia y especialmente de alerta.
“De hecho, se considera una señal biológica social que permite la interacción de grupo, ayuda a que los individuos se sientan identificados entre sí, a que en determinadas situaciones se aumente la alerta de grupo y a emitir la señal de que ya es hora de dormir”, explica el especialista.
Sin embargo, cuando el acto de bostezar se vuelve excesivo se relaciona a cansancio crónico o mayor somnolencia, por lo que puede estar reflejando falta de sueño crónica, enfermedades como apneas del sueño, efecto secundario de medicamentos o más raramente problemas del sistema nervioso.
Casi todos los animales vertebrados bostezan y los seres humanos lo hacen desde las 11 semanas de vida intrauterina. Sin embargo, solo los animales capaces de sentir empatía pueden ser contagiados del bostezo y, en los humanos, desde los cuatro años aproximadamente, ocurre lo mismo.
El doctor Serra agrega que “aproximadamente, el 75% de las personas se contagian con los bostezos, mientras más empáticos, más posibilidad de que se les pegue”.