Jóvenes
Se acerca fin de año y con esto el cierre de un ciclo y el comienzo de otro. Esto se hace especialmente patente en quienes terminan una etapa predefinida, como la vida académica y dejan de ser estudiantes para comenzar su búsqueda en el ámbito laboral.
En algunos casos, el paso entre ambos periodos puede darse de forma casi natural, por ejemplo, cuando durante la carrera o inmediatamente después, se inicia la práctica laboral en una empresa, donde luego se es contratado. Sin embargo, hay quienes al salir de la universidad o el instituto se sienten desorientados y, a veces, hasta desamparados porque ya no hay un camino trazado que seguir y deben tomar decisiones que le permitan abrirse un espacio en el mundo del trabajo.
Al respecto, el doctor Juan Martín Castillo, psiquiatra de la Unidad de Adolescencia de Clínica Alemana, explica que es normal que frente a este panorama los jóvenes sientan inseguridad acerca del futuro inmediato e, incluso, se cuestionen sus logros hasta ese momento.
“Pueden creer que no son suficientemente buenos para encontrar un trabajo acorde con la preparación académica que tuvieron, tener nostalgia por la vida de estudiante secundario y sentir angustia por no poder cumplir las expectativas propias y de sus entorno”, explica.
Los padres pueden observar los posibles síntomas o conductas desadaptativas, hacérselas notaral joven y ayudarle a reflexionar y tomar el control de su situación.
Hasta hace unos años, no lo era, pero desafortunadamente, la situación actual de competencia, dificultades en la movilidad laboral, la solicitud de experiencia que no se tiene y otros factores más hacen que los jóvenes no logren entrar de forma segura y tranquila al “mundo real”, de mayores responsabilidades y exigencia. Sienten que el hecho de terminar los estudios superiores no asegura el “éxito” que se espera, y ven de manera más concreta la dificultad de cumplir las expectativas propias y de la familia.
No necesariamente. Lo que sí es importante es el carácter del joven en relación con el medio familiar y social en que se desenvuelve. En general, la psicología ha tratado de explicar esta situación, refiriéndose a “resolver la tarea evolutiva” que, en esta época, es pasar de la consolidación de una identidad integrada a una etapa donde este aspecto permita adaptarse y desempeñarse adecuada y establemente en el ámbito laboral, y en el resto de su vida.
Como en todas las etapas del desarrollo, la familia es crucial. En este sentido, los padres pueden observar los posibles síntomas o conductas desadaptativas, hacérselas notaral joven y ayudarle a reflexionar y tomar el control de su situación.
Cuando observan en el joven reacciones agresivas, frustración con las relaciones laborales o familiares, inseguridad marcada ante el futuro inmediato, angustia excesiva, apatía, falta de esfuerzo para superar sus dificultades, es decir, síntomas emocionales y conductuales que interrumpen su adecuado funcionamiento. En estos casos es importante consultar con un especialista.