Día del padre:
Se dice que la infancia es el refugio de la memoria y es que en esa etapa de la vida se forman las bases para el desarrollo, en todo ámbito, y es donde ocurre el aprendizaje que marcará para toda la vida. Esto, claramente, depende de cómo haya sido la niñez y los patrones de los adultos que se haya tenido de ejemplo.
Solange Anuch, psicóloga de Clínica Alemana, explica que en la actualidad, la figura paterna -que también puede cumplir un abuelo, tío, etc.- resulta fundamental para brindar estabilidad y orden a un sistema familiar que enfrenta un mundo cambiante y saturado de información que requiere ser filtrada para los niños, donde la madre que es fuerza laboral activa no puede cubrir todas las aristas del proceso educativo.
El padre le da fuerza a las guías y directrices morales y disciplinarias, quien modela -junto a la madre- consistentemente comportamientos de trabajo, responsabilidad y compromiso. Con él, enfrentamiento y análisis de problemas masculino del padre ayuda a adquirir un carácter racional y sintético que complementa positivamente la mirada femenina que entrega la mamá.
El apego seguro de los primeros años con las figuras significativas es un pilar básico desde donde se construye la confianza para crecer y desarrollarse. La relación con la figura paterna entrega seguridad, un padre responsable y comprometido con sus hijos moviliza y estimula todo el proceso educativo y de socialización.
Además, brinda protección y apoyo para enfrentar los problemas que el mundo va presentando, y enseña a construir un equipo basado en la cooperatividad, la lealtad y el cariño.
“Los vínculos estrechos con el padre son el fundamento para reproducir relaciones confiables, estables y productivas”, sostiene la psicóloga.
Agrega que, por el contrario, cuando hay ausencia de figura paterna, generalmente, se genera cierta inestabilidad e inseguridad en algunos adultos, ya que no contaron con el ejemplo ni con la fuerza de esa instancia protectora. También sucede, en algunos casos, que la ausencia del padre se expresa en falta de orden y disciplina.
Esto depende de una serie de factores como, por ejemplo, si el niño que no tuvo padre presente vivió con la madre, si la madre resolvió el tema del hogar monoparental sanamente y, en caso de separación, si esta fue buena o conflictivas.
¿Se puede trabajar la relación padre-hijo ya de adulto?
Sí, en general, es recomendable que las relaciones padre-hijo de la adultez busquen una vía de crecimiento sana donde se puedan elaborar y curar viejos conflictos. A veces esto ocurre espontáneamente con la maduración de ambas partes, y en otros casos se necesita ayuda psicológica.