Se presenta en un lado del rostro, de forma abrupta y sin explicación. Se trata de la parálisis de Bell, uno de los trastornos neurológicos más comunes y la principal causa de parálisis facial.
Descrita por Charles Bell hace más de 100 años, este síndrome es una mononeuropatía que se produce por la inflación del nervio facial, lo que hace que este se comprima al interior del conducto óseo que lo lleva desde el cerebro hasta estructuras de la cabeza y cuello.
El doctor Renato Verdugo, jefe del Servicio de Neurología de Clínica Alemana, explica que aunque la causa es desconocida, “se presume que surge luego de una infección viral producto de una reacción inflamatoria localizada”. También advierte que hay un pequeño grupo de parálisis faciales que se asocia a la aparición de herpes zóster en el pabellón auricular, sin embargo, estos casos son muy pocos.
La parálisis de Bell afecta los músculos que controlan las expresiones faciales, tales como la sonrisa, la mirada de reojo y el parpadeo.
Los síntomas son:
• Dificultad para cerrar el ojo del lado afectado y lagrimeo.
• Desviación de la boca.
• Sensación de pesadez y pérdida de sensibilidad de la cara.
• Lagrimeo.
• Dolor alrededor del oído afectado e hipersensibilidad al sonido.
Para hacer el diagnóstico, es fundamental descartar otras patologías que también pueden producir parálisis en el rostro, como un ataque cerebrovascular, el síndrome de Guillain Barré, el compromiso de la corteza o del tronco cerebral, una polineuropatía o una mononeuropatía múltiple, entre otros. “Esto es fundamental, ya que aproximadamente el 10% de los casos de parálisis facial periférica no se debe a una parálisis de Bell, sino que a otra causa”, afirma el especialista.
Si bien se ha estudiado el uso de corticoides y otros fármacos para curar esta patología, lo cierto es que muchos de ellos solo ayudan a aliviar los síntomas, como el dolor e inflamación.
“Actualmente, sabemos que el uso de corticoides en las primeras 72 horas de instalado el cuadro ayuda. Luego de este periodo, este tratamiento no se justifica. Sin embargo, el pronóstico es bastante positivo porque aproximadamente el 80% de los casos se recupera espontáneamente, por lo general, dentro de los tres o seis meses siguientes. Existe un 10% que tiene una recuperación parcial y solo el 10% restante no se cura”, precisa el doctor Verdugo.
Una alternativa terapéutica que se usa con frecuencia es la terapia física. Al respecto, el doctor sostiene que existe “un estudio sistemático publicado recientemente que muestra que existen ejercicios que tiene un pequeño efecto beneficioso en estos casos”. De todas formas, las medidas que se deben tomar para tratar esta patología dependen siempre de cada caso.