Fuente: Harvard Medical School
Las personas habitualmente agradecidas son quienes más felicidad cosechan, mantienen relaciones interpersonales más positivas, sienten más satisfacción y hasta duermen mejor, afirma un artículo publicado este año por Clínica Mayo.
En este sentido, existen diversos estudios que confirman la asociación entre gratitud y bienestar. Uno de ellos difundido por la revista Psychiatry, en 2010, dice que hay una serie de matices posibles en la relación entre gratitud y bienestar que pueden ser relevantes para la integración efectiva de las técnicas de gratitud en el tratamiento de psicoterapia.
Al respecto, el doctor Alejandro Koppmann, psiquiatra de Clínica Alemana, sostiene que la gratitud es una emoción o sentimiento experimentado en la relación con otras personas o con el entorno. Agradecer implica reconocer algo que es percibido como bueno e identificar su origen o procedencia, por lo tanto, involucra percibirse a sí mismo y entrar en contacto con otros. “Como sentimiento espiritual supone establecer una especie de puente espiritual o no material con el entorno”, afirma.
Cuando la persona se conecta con ella misma para percatarse de lo que está viviendo y, a la vez, con su entorno para agradecer, aumenta su capacidad de “darse cuenta” de aspectos positivos que habitualmente pasan desapercibidos.
Agrega que esta emoción ha sido rescatada por corrientes de la llamada psicología positiva, disciplina dedicada al estudio de las bases del bienestar psicológico así como de las fortalezas y virtudes humanas. “Esto es lo contrario del estudio habitual de la salud mental cuyo foco suele estar en aspectos negativos o patológicos, como la ansiedad o la depresión”, precisa.
¿Cuál es la relación entre gratitud y salud mental?
Cuando la persona se conecta con ella misma para percatarse de lo que está viviendo y, a la vez, con su entorno para agradecer, aumenta su capacidad de “darse cuenta” de aspectos positivos que habitualmente pasan desapercibidos y entrenarlos, de manera de equilibrar el “sesgo” que muchas personas tienen al seleccionar solamente aquellos ámbitos negativos o carenciales de su vida cotidiana.
¿Se ha asociado la gratitud con una tasa más baja de depresión u otro trastorno psiquiátrico?
En trastornos de ansiedad, es conocido el efecto beneficioso de prácticas propias de la psicología positiva, tales como la meditación, el registro de eventos favorables, las tareas direccionadas hacia el contacto positivo con el entorno, etc.
¿Por qué ciertas personas tienen dificultad para experimentar la gratitud?
Porque la educación occidental está más centrada en lo que falta que en lo que hay. Damos por hecho que cada día amaneceremos, las cosas ocurrirán igual que siempre, la tierra girará, las estaciones cambiarán, etc. Sin embargo, vivimos en un mundo cambiante, por lo que cada día en que mantenemos nuestro bienestar debería ser un día de gratitud con nuestra familia, nuestros semejantes, el medio ambiente, entre muchas otras cosas.
¿Tiene este sentimiento algún tipo de vínculo con la fe religiosa?
Sí, porque esta supone el desarrollo de la vida espiritual, es decir, de un aspecto no material de la existencia y un propósito más allá de nuestra comprensión racional. Personas con fe, en general, suelen tolerar mejor el sufrimiento o la enfermedad y están más dispuestos a valorar aquello que tienen día a día.
¿Cómo se puede desarrollar la capacidad de sentirse agradecido?
Además de la gratitud, existen diferentes emociones y actitudes que pueden entrenarse, como la creatividad, el humor, la sabiduría, la felicidad, la resilencia, el amor y el optimismo. Esto puede hacerse tanto a nivel individual como familiar e, incluso, organizacional, mediante tareas específicas, como identificar aquello que agradecemos, practicar yoga, meditación, entre otros métodos (Ver recuadro).
Fuente: Harvard Medical School