Los lunares son una agrupación de células pigmentadas en su mayoría benignas. Por lo general, un adolescente tiene, en promedio, 15 lunares y un adulto entre 20 a 40. Si una persona presenta mucho más que ese promedio, debe consultar.
Después de los 40 años se debería siempre acudir al especialista para definir el nivel de riesgo y la periodicidad de los controles posteriores, ya que la mayoría de los cánceres de piel aparecen después de esta edad.
En la actualidad, esto ha ido cambiando y la gente joven está presentando esta enfermedad con mayor frecuencia debido al uso del solárium, a una mayor exposición solar debido al uso, a la práctica deportiva “out door” y los invernales y sin las precauciones necesarias.
El doctor Raúl Cabrera, dermatólogo de Clínica Alemana explica que “a mayor edad y ante un daño potencial acumulativo por exposición solar, las células normales de los lunares pueden, eventualmente, transformarse en un melanoma, que es la forma más peligrosa de cáncer de piel”. Por ello, se recomienda que las personas se realicen un autoexamen, idealmente frente a un espejo y cada seis meses, poniendo atención en lo siguiente:
Asimetría: Un lunar benigno se presenta en forma de esfera o círculo. Lo contrario es la asimetría.
Bordes: Los bordes normales son netos y definidos. Una estructura irregular de bordes con entradas y salientes acentuadas no es un buen signo.
Color: Debe ser homogéneo. Cuando existen dos o más colores en un mismo lunar, se recomienda consultar al especialista.
Diámetro: Por lo general, los lunares miden menos de 6 milímetros de diámetro. Aquellos que superan esta medida deben ser examinados.
Evolución: En un lunar su aparición súbita o cambio rápido de color no es un buen signo.
Antecedentes familiares: Existe la posibilidad de heredar genes que facilitan la aparición cuando hay historia familiar de cáncer de piel.
La gente joven está presentando esta enfermedad con mayor frecuencia
Actualmente, se cuenta una técnica llamada dermatoscopía digital que permite realizar un examen más acucioso de las lesiones pigmentarias y un diagnóstico más preciso. Consiste en un sofisticado equipo con sistema de cámaras y computadores que permite realizar un plano de todos los lunares del cuerpo y examinarlos de manera detallada. La máquina aumenta de 20 a 70 veces la imagen de estos.
“El sistema permite guardar, comparar imágenes en el tiempo, además de dar puntaje a cada uno de la posibilidad de malignización” explica el especialista.
Esta técnica se ha convertido en la mejor alternativa para detectar un melanoma maligno y hacer seguimiento de los pacientes que han sido operados de cáncer de piel. Permite enviar imágenes a distancia para realizar interconsultas, seleccionar solo los lunares que es necesario sacar y disminuir el número de biopsias al mejorar el rendimiento diagnóstico.
Servicio de Dermatología: 222101062.