El color en la piel está determinado por la cantidad de melanina, pigmento producido por unas células llamadas melanocitos. Cuando esta aumenta, se incrementa el número de manchas cutáneas. La genética y ciertos factores externos influyen en este fenómeno, que no debe confundirse con los lunares. Estos últimos son más oscuros y no desaparecen ni se atenúan y, en ocasiones, pueden ser malignos.
La exposición al sol es la principal causa de la aparición de manchas cutáneas, pero también influyen alteraciones hormonalesdebido, por ejemplo, al embarazo o a la utilización de anticonceptivos orales. Otros factores asociados son la edad, la genética de cada persona y el consumo de ciertos medicamentos, como algunos antibióticos, antiinflamatorios y antihipertensivos.
La doctora Soledad Aspillaga, dermatóloga de Clínica Alemana, explica que la principal medida de prevención es la utilización de bloqueador solar FPS 50 todos los días, incluso en invierno, porque en quienes ya tienen manchas, existe la tendencia a que estas salgan más o que las tratadas vuelvan a aparecer.
Dependiendo de la extensión y coloración de estas, y del color de piel de la persona, existen tratamientos químicos y físicos. Los primeros son los más utilizados y consisten en cremas con sustancias que descaman y disminuyen el pigmento, como ácido glicólico, kójico e hidroquinona. La aplicación de estas cremas debe mantenerse por varios meses para obtener resultados.
Más agresivos son los tratamientos de origen físico, como el nitrógeno líquido (frío) y el láser. Este último funciona mediante un rayo luminoso, en la zona específica, atacando solo las células pigmentadas que contienen melanina. Al ser selectivo contra ese pigmento, es seguro, no daña la piel cercana ni produce efectos colaterales. En general, los láser se aplican una sola vez.
La especialista afirma que las manchas bien tratadas, habitualmente, no reaparecen, excepto cuando la persona se expone mucho al sol y no usa bloqueador.
“Las pieles que mejor reaccionan a estos tratamientos son las blancas, mientras que las morenas, en general, tienen manchas más refractarias y, en ocasiones, con procedimientos más agresivos pueden pigmentarse más, por lo que lo ideal para ellas son las a cremas”.
Las pigmentaciones de los labios son difíciles de tratar porque su mucosa es más sensible a los tratamientos y, en general, no responden bien. Se aconseja que quienes presentan este tipo de manchas o unas de colores, o de formas irregulares de reciente aparición o sintomáticas, consulten a un dermatólogo.