Estimular el sistema inmunológico, ya sea directa o indirectamente, para combatir enfermedades es el objetivo de las terapias biológicas, tratamiento que desde hace un tiempo está siendo usado con éxito en el manejo de ciertas patologías y que de forma más reciente ha demostrado también ser efectivo en alergias.
Esta alternativa consiste en administrar al paciente, por vía endovenosa o subcutánea, moléculas (generalmente anticuerpos) creadas mediante ingeniería genética para bloquear puntualmente proteínas propias que están produciendo una reacción alérgica.
La doctora Patricia Roessler, jefa de la Unidad de Inmunología y Alergias del Departamento de Medicina Interna de Clínica Alemana, explica que “al tener un objetivo bien definido, su acción es específica y no afecta otras áreas, a diferencia de los corticoides, por ejemplo, que apagan una reacción inflamatoria o autoinmune, pero a su vez deprimen todo el sistema inmunológico. En cambio, las terapias biológicas actúan exclusivamente en el punto que queremos atacar, por lo que tienen menos efectos colaterales”, afirma.
Esta tecnología suele utilizarse como segunda o tercera línea de manejo de las alergias, cuando los tratamientos clásicos no funcionan. “Su uso en inmunología se inició hace alrededor de 15 años a nivel internacional y ha demostrado muy buenos resultados, al igual que en otras especialidades donde se utiliza desde hace mucho más tiempo para tratar por ejemplo patologías hematooncológicas, inmunorreumatológicas, gastroenterológicas, entre otras”, precisa la especialista.
En Clínica Alemana, en Inmunología, se usa una terapia biológica que bloquea a la inmunoglobulina E (IgE), mediador crucial en cuadros como asma alérgica y urticaria que no responden a tratamientos clásicos en dosis máximas.
La especialista asegura que si el paciente es bien seleccionado, la mejoría es rápida y el tratamiento, muy efectivo: “En Clínica Alemana, se utiliza desde hace dos años, con una tasa de éxito cercana al 100% en el caso de urticaria crónica y de, aproximadamente, 75% para el asma alérgica”.
Se administra de manera subcutánea, con diferentes esquemas, por ejemplo, cada 15 días o en forma mensual. En general, no tiene contraindicaciones, excepto en el caso de asma alérgica, cuando la persona se encuentra con obstrucción bronquial importante el día de la aplicación.
En general, se requieren cuatro meses de tratamiento para evaluar la efectividad y, si hay buena respuesta, este debe mantenerse, al menos, por un año más. Después, se aumentan los intervalos de administración o se suspende y observa. A veces hay recaídas que llevan a reiniciar el tratamiento.
Equipo de alergias e inmunología