En los pacientes con manifestaciones clínicas sugerentes de esta enfermedad, el examen físico permite constatar un pulso irregular y rápido en la mayoría de los casos. Con el electrocardiograma es posible realizar el diagnóstico definitivo de esta arritmia cardiaca.
Entre 60 y 100 latidos por minuto tiene el corazón de un adulto al estar en reposo, los que tienen un ritmo constante. Sin embargo, por diversas razones, en algunas personas las contracciones de este músculo son más lentas o rápidas de lo habitual, o diferentes entre sí. Este tipo de alteraciones se llama arritmia y la más frecuente es la fibrilación auricular, que se caracteriza por ritmo irregular y, generalmente, con una mayor cantidad de latidos por minuto.
El doctor Christian Dauvergne, jefe del Servicio Laboratorio de Hemodinamia de Clínica Alemana, explica que “se da en un 1% de la población mundial y consiste en la pérdida de la contracción mecánica organizada de las aurículas (cavidades superiores del corazón). Esto se produce porque el impulso eléctrico que origina los latidos no es regular”.
La fibrilación auricular se asocia a valvulopatías (anormalidad de estrechez o falla de cierre de las válvulas cardiacas), especialmente, en la mitral. Es más frecuente a mayor edad, por lo que una de cada cuatro personas mayores de 80 años tiene en algún momento una fibrilación auricular. Es importante destacar que quienes padecen otras patologías, como hipertensión arterial y diabetes mellitus, presenta una incidencia mayor de esta arritmia.
Esta enfermedad se manifiesta con palpitaciones, desmayos, insuficiencia cardiaca (cansancio y fatiga) o por sus complicaciones mayores, como las embolias, que corresponde al desprendimiento y migración de un coágulo desde las cavidades cardíacas a diferentes tejidos. Esto ocurre porque, al no bombear correctamente la sangre, esta queda estancada, lo que aumenta el riesgo de generar trombos.
'Como la principal complicación de esta arritmia es la embolia, el tratamiento más habitual es la terapia con anticoagulante, que se indica a los pacientes que lo requieren según un score de riesgo que incluye edad, algún evento embólico previo, diabetes, hipertensión arterial, entre otros. Por lo tanto, se evalúa cada caso', afirma el especialista.
En los pacientes con manifestaciones clínicas sugerentes de esta enfermedad, el examen físico permite constatar un pulso irregular y rápido en la mayoría de los casos. Con el electrocardiograma es posible realizar el diagnóstico definitivo de esta arritmia cardiaca.