En niños, la peste cristal no pasa de ser una molestia por la fiebre, picazón y las ampollas en la piel que luego se transforman en costras, cuadro que dura en promedio de siete a diez días sin necesitar un tratamiento específico en la mayoría de los casos. El paciente generalmente supera rápidamente esta enfermedad causada por el virus varicella zoster. En cambio, en los adultos o en mujeres embarazadas, la situación puede transformarse en un problema mayor.
En los últimos años, gracias a una mayor aplicación de la vacuna de la varicela en menores desde 15 meses de edad, los casos en niños han ido disminuyendo. A pesar de que su aplicación no forma parte del Plan Nacional de Vacunación, muchos padres deciden administrarla para evitar complicaciones a futuro. Sin embargo, aún existen muchos adultos que no han sido vacunados y que no se contagiaron durante su niñez, por lo que son proclives a adquirirla.
La doctora María Alejandra Marcotti, infectóloga de Clínica Alemana, afirma que en adultos la peste cristal suele manifestarse de forma más intensa y duradera, con mayor riesgo de complicaciones, en especial cuando se trata de personas con problemas inmunológicos y embarazadas.
Precisa que en los adultos una de las complicaciones más frecuentes son las sobreinfecciones de lesiones de piel, por la fuerte picazón y la casi incontrolable necesidad de rascarse en las zonas afectadas. Además, hay más riesgo de desarrollar cuadros complejos, como neumonía y encefalitis, pero esto solo ocurre en raras ocasiones.
Sin embargo, en la mayoría de los casos con diagnóstico y cuidados adecuados, la enfermedad no implica mayores riesgos. El tratamiento inicial suele incluir antihistamínicos, reposo, hidratación, control de la fiebre y abstención de rascarse las lesiones cutáneas. Además, en las poblaciones más proclives a posibles complicaciones, como los adultos, se suele usar un tratamiento antiviral.
La varicela, como las otras pestes, solo afecta al paciente una vez en la vida, ya que el sistema inmunológico “recuerda” este evento y puede reaccionar más rápido y de manera más eficaz a un ataque de un virus que ya conoce.
Hay tres formas de contagiarse:
• El contacto directo, por ejemplo a través de la saliva.
• Por diseminación aérea, como la tos o estornudo
• Mediante objetos que el paciente haya usado.
Por ello, padecer de peste cristal es muy frecuente en edades tempranas, especialmente en menores de 10 años, ya que generalmente los pequeños se contagian en ambientes grupales, como colegios o jardines infantiles.