Producida por la glándula pineal, la melatonina es una hormona que consigue su máxima secreción con la oscuridad, lo que ayuda al cuerpo humano a identificar cuándo es el momento de dormir, además de regular las funciones físicas y cerebrales para que el organismo pueda alcanzar las etapas profundas de sueño.
El doctor Leonardo Serra, neurólogo del Centro de Trastornos del Sueño de Clínica Alemana, explica que “la melatonina no solo regula el ciclo de sueño y de vigilia, sino que también tiene un importante rol en el ciclo circadiano de otras funciones neuroendocrinas y neurofisiológicas, como el ajuste de la temperatura corporal”.
Actualmente, la melatonina -de origen animal o vegetal- se vende para tratar problemas de sueño, sin receta médica y en múltiples formatos, como pastillas, cápsulas, etc. A pesar de ello, el especialista explica que esta sustancia no es completamente inocua, dado que puede tener efectos en el sistema inmunológico y deja una sedación residual que puede ser peligrosa. Por eso no es aconsejable consumirla de manera indiscriminada.
“Aunque es relativamente segura cuando se utiliza en cantidades adecuadas por periodos cortos de tiempo, no es una pastilla para usar en forma permanente. Si el problema de sueño es crónico, es necesaria una evaluación y un tratamiento adecuado”, advierte el especialista.
Otra de las funciones más conocidas de la melatonina es para superar el jet lag, dado que ayuda a regular el reloj del sueño. “Con frecuencia esta hormona se indica para aliviar los síntomas del desajuste horario producto de largos viajes, y cuando se origina un cambio de horario laboral o se trabaja en turnos de noche de forma constante y prolongada en el tiempo”, asegura el neurólogo.
“Está bien para los primeros días de vuelta a clases luego de vacaciones, para reordenar el organismo al nuevo horario, pero no debe ser usada en forma permanente. Lo que se recomienda es regular el ciclo de sueño con medidas específicas, y, como último recurso, optar por pastillas de melatonina en niños”, indica el doctor Serra.
El nivel de secreción de esta hormona aumenta en la noche, al disminuir la luz natural. Sin embargo, cuando la persona se acuesta a descansar pero continúa revisando el celular o está expuesta a alguna pantalla como televisión o tablet, esa luz puede alterar la producción de la hormona y dificultar la conciliación del sueño.
“La luz que emiten las pantallas es muy intensa y directa a los ojos, lo que en definitiva posterga el inicio de la secreción de melatonina y genera un retraso en el comienzo del sueño, produciendo además un sueño de peor calidad”, destaca el doctor Serra.