La voz es el sonido que permite la comunicación humana y que, con propiedades como tono y timbre, es capaz de revelar el estado emocional, mental y físico de una persona.
Es también una herramienta de trabajo fundamental para diversos profesionales, como educadores, locutores, cantantes, oradores, actores, vendedores y abogados, quienes debido a su uso excesivo, tienen un mayor riesgo de padecer trastornos como disfonías, nódulos y pólipos en las cuerdas vocales, que son aquellos tejidos encargados de la producción de la voz.
Las doctoras Viviana Valenzuela y Loreto Bustos, otorrinolaringólogas e integrantes del Comité de voz de Clínica Alemana, explican que para cuidar este preciado instrumento, es fundamental mantener un buen estado de salud general y una alimentación equilibrada, además practicar ejercicio físico, ya que esto aumenta la capacidad pulmonar, de manera de utilizar mejor el aire, que es la fuente de energía de la voz.
Es fundamental mantener un buen estado de salud general y una alimentación equilibrada, además practicar ejercicio físico, ya que esto aumenta la capacidad pulmonar, de manera de utilizar mejor el aire, que es la fuente de energía de la voz.
Además de ello, hay ciertas medidas que se pueden aplicar para mantener las cuerdas vocales saludables:
- Evitar hablar con ruido ambiente: esto es lo que más perjudica la voz, ya que obliga a hablar elevando el volumen por encima de él. Cuando al ruido se le suma la polución (humo) y la irritación interna (alcohol) se combinan las peores circunstancias para las cuerdas vocales. Por lo tanto, en una discoteca el consejo sería bailar mucho y hablar poco.
- No hablar por encima de nuestras posibilidades: cada persona tiene una capacidad de resistencia al habla que depende de las características individuales y del entrenamiento vocal. Cuando se sobrepasan esos límites, aparece la disfonía o una predisposición a padecer enfermedades vocales.
- Limitar el tiempo de uso de la voz: por lo general, se recomienda hablar hasta cuatro horas y se puede cantar dos horas diarias.
- Utilizar bien los recursos vocales: esto implica no hablar agotando todo el aire de los pulmones ni con un volumen excesivo. Cuando esto ocurre, significa que gritamos y que hay una tensión muscular que se transmite a las cuerdas vocales.
- Evitar los tóxicos: el humo del tabaco es el principal elemento nocivo, puesto que además de la irritación, provoca sequedad. Más de cuatro o cinco cigarrillos al día provocan cambios estructurales de la mucosa.
- Buena hidratación: las cuerdas vocales necesitan estar bien lubricadas con una delgada capa de moco para poder vibrar de forma eficiente. Para ello se recomienda beber entre 1,5 a 2 litros diarios de agua. Las bebidas isotónicas son de gran utilidad también. En cambio, aquellas con alcohol o cafeína disminuyen la lubricación. Un óptimo consumo de agua se recomienda especialmente cuando se está en lugares secos donde se utilice aire acondicionado.
- Evitar el carraspeo de garganta y la tos continua: ambos son acciones traumáticas para las cuerdas vocales. Una de las causas más frecuentes de carraspear y de toser es cuando hay moco espeso adherido a las cuerdas, lo que suele ocurrir en personas con reflujo gástrico, por las mañanas.
- Dormir lo suficiente y evitar gritos y tensiones psicológicas: la voz es muy sensible a la falta de sueño. Dormir menos de seis horas produce cansancio vocal y una predisposición a sufrir lesiones en esta zona (es una de las principales causas de la disfonía en cantantes). Los gritos pueden producir problemas como hemorragias o traumatismos en las cuerdas vocales, lo que incrementa el riesgo de desarrollar nódulos. En tanto, la tensión psicológica aumenta el grado de contracción de las cuerdas y predispone a las lesiones.
- Hablar poco en caso de laringitis: cuando se tiene una inflamación de las vías respiratorias superiores, es decir, un resfrío, hay una congestión de la mucosa de las cuerdas, lo que puede producir hemorragias y otras lesiones estructurales si se usa la voz, incluso en tiempos limitados.