Bronceados en verano, primavera, otoño y siempre, como sea, no importa si es gracias al sol o a camas solares, lo importante es lograr un color de piel oscuro. Esta es la meta de quienes tienen una necesidad obsesiva por el bronceado, la que se conoce como tanorexia.
La doctora María Francisca Daza, dermatóloga de Clínica Alemana, explica en qué consiste esta enfermedad y las graves consecuencias dermatológicas que conlleva si no es tratada a tiempo.
La mayoría son personas entre los 20 y 40 años que muestran una compulsión por aumentar y mantener el tono bronceado experimentando excesiva ansiedad. Se desesperan cuando comienzan a perderloy compiten por alcanzar un color más oscuro.
Además, muestran siempre una frustración e insatisfacción, ya que les gustaría estar más bronceadas de lo que están. Es decir, nunca están conformes. Ellos se ven a sí mismos más blancos de lo que realmente están, o sea, tienen una percepción alterada de la realidad.
Esta obsesión los lleva incluso a dejar de lado los estudios o el trabajo con tal de pasar horas al sol, incluso, se olvidan de comer o pueden llegar a endeudarse para ir al solarium.
Los efectos son nefastos. Lo más temido es el cáncer de piel que aumenta significativamente con la exposición crónica al sol y al solarium.
A esto se sumael fotoenvejecimiento que se manifiesta por manchas cafés, manchas rojas, vasitos, piel gruesa y acartonada, flácida y arrugada.
Aún no existe un tratamiento específico para los tanoréxicos. Se recomienda, como en cualquier otra patología adictiva, pedir apoyo psicológico. Muchas veces los psiquiatras indican fármacos para ayudar a controlar la ansiedad. Además, se sugiere buscar actividades que intenten substituir la necesidad del bronceado y promover la relajación, como meditación o yoga.